El Hispanismo Marroquí, la otra visión de un enigma.Capítulo V.
Por: Ahmed Mgara
8- MOMENTO DEL HISPANISMO
Cuando se dice
que el estado del hispanismo marroquí está mal en su perspectiva de futuro no
se alude a un falso alarmismo. Con ello nos atenemos a las estadísticas y a las
realidades que nos acucian.
Menos de cien
marroquíes han publicado en español en Marruecos, al menos un libro, en los
últimos cincuenta años según una catalogación siempre disponible para ser
ampliada, siendo el momento actual el más alarmante de los pasados si tenemos
en consideración que el Castellano se estudia ahora más que antes (lógicamente,
me refiero a la cantidad y no a la calidad de la enseñanza).
Hay más
departamentos de Literatura Hispánicas en nuestras universidades, el idioma
consta como tercera legua extranjera tras el árabe y el francés en los
institutos, aunque amenazado por el inglés, cada vez más…
Las tecnologías
de impresión han avanzado en Marruecos de una manera fulgurante, pero la
impresión de publicaciones ha ido en sentido opuesto tanto en cantidad como en
erratas y calidad de impresión.
Hallar un libro
impreso en español en Marruecos lo suficientemente decente, en lo que respecta
la impresión, es todo un poema.
Si bien, mucha
gente aprovecha esta circunstancia para intentar cubrir sus mediocridades.
Lógicamente, quienes publican trabajando- casi caseramente- sus libros no se
pueden incluir en ese círculo de deficiencias.
Y, pese a los
adelantos informáticos, nos hallamos conque-para imprimir un libro o un impreso
cualquiera en español- se le tiene que presentar a la imprenta el proyecto como
trabajo completamente terminado en lo que respecta su pase al ordenador, la corrección,
la puesta de páginas… y esperar a que Dios ponga el resto cuando salga “la
obra”.
Todos
coincidimos en que la impresión, generalmente, es muy deficiente y de poca
monta.
En otro
contexto no nos podemos olvidar que el hispanista marroquí vende pocos libros
si los deja expuestos en los escaparates de las librerías, esto si los dueños
de esos establecimientos los quieran exhibir en sus estanterías.
Hay que tener
un mercado predeterminado para embarcar en la aventura de publicar en español.
Por otro lado,
las instituciones españolas afincadas en Marruecos, al menos en el norte del
país, prefieren no interesarse por los escritores marroquíes en el idioma que
ellos deberían estar promocionando entre nosotros.
¿Qué nos van a
decir esos moros en español a los españoles? Se repiten entre ellos como si el
castellano fuese patrimonio exclusivo de sus conocimientos.
Muchos de esos
funcionarios, que cobran una millonada del Estado español para difundir la
cultura española en Marruecos se olvidan que en nuestro país hay marroquíes de
origen español o andalusí que pueden considerarse tan españoles o más que muchos
de nuestros actuales vecinos del norte, sin que esta frase se interprete como
reivindicativa.
Para tales
males se confía constantemente en que el
gobierno español recapacite sobre la situación de algunos de sus funcionarios
que están en Marruecos en contra de su voluntad o solamente por revulsivos
económicos y que “los cambios” sean fructíferos, lejos de los amiguismos y de
los destierros administrativos como correctivos (que resultan ser agradecibles
en algunos casos por esos funcionarios).
Las instituciones
culturales españolas deben cambiar un poco de estética exterior en lo que a la
divulgación del hispanismo marroquí me puedo referir.
Deben volverse
a abrir a los intelectuales marroquíes y que vuelvan a gozar de un respeto
ejemplar por parte de la sociedad intelectual.
Desde mi
humilde manera de pensar, un “Cervantes” en el extranjero no debe limitarse a
una biblioteca y a ser academia de idiomas, sino ser embajador – por medio de
su personal- del contexto de la cultura española en general, y de eso, desgraciadamente,
no tenemos mucho, al menos en el norte de Marruecos.
Como resulta
lógico, renuevo mi reconocimiento a la gran labor que intentan desempeñar
algunos de esos funcionarios de esas instituciones aunque no pueden, ellos y
ellas, cambiar el destino que se les echó encima.
Todo ello, si
tenemos en cuenta la ferocidad de la francofonía, esa horrible palabra que se
traga de golpe el futuro del hispanismo marroquí, nos daremos cuenta que
estamos ante un reto desenfrenado.
Y los mejores
aliados de lo francófono en Marruecos son precisamente los “Cervantes”, por la
mediocridad o nulidad de sus actividades promocionales que ponen en duda la
universalidad del español como lengua.
Hemos de
mantener a flote nuestro hispanismo por ser un exponente más de nuestra
identidad socio-cultural, pese a que seamos una minoría.
Pero, una
minoría de valía y de altivez suprema. El hispanismo es nuestra seña de
identidad expresiva y, hacer que prevalezca sobre cualquier otra tendencia,
será siempre reactivar nuestra esencia cultural y nuestro patrimonio heredado.
Un legado secular, en definitiva.
Hay que dejar
bien claro que los marroquíes hispanistas defenderemos la presencia del
Castellano o del español como medio de expresión en contra de muchos
interesados en que esto del hispanismo marroquí vaya a pique y en lucha
constante con el pasotismo de quienes no mueven ni un ápice para que esto mejore
un poco y levante cabeza.
Hay mucha
historia en común enterrada y floreciente, a la vez. Seguiremos en la brecha,
escribiendo en español muy a nuestra manera y sin que casi nadie nos preste una
mano para ejercer nuestra labor…
Quiero dejar muy claro que los hispanistas
marroquíes representamos una minoría muy minoritaria, valga la redundancia, si
tenemos en cuenta las estadísticas referentes a los escritores marroquíes y al
número de obras nacionales escritas en español.
Es, créanme, muy alarmante. El índice o porcentaje
que ocupamos es desmoralizador. Por ello, quisiera hacer un llamamiento a
quienes pudieran colaborar en el resurgir del hispanismo tanto en ésta zona
como en las otras regiones del país donde suele haber más medios para publicar,
más interés por las asociaciones de la sociedad civil que poseen cobertura
económica estatal y, sobre todo, más medios técnicos y más imprentas para
editar.
Hemos de apiñarnos en pro y en defensa de nuestro
hispanismo como medio de expresión arraigado entre nosotros para contrarrestar
las rabiosas repulsas con las que se enfrenta el hispanismo por culpa de una
estúpida y calamitosa adoración a la francofonía por muchos afrancesados.
Unirnos y solidarizarnos a través de encuentros y
apoyos incondicionales cada vez que se publique un libro en español. Hagamos de
cada uno de esos eventos “un gran acontecimiento” pese a las diferencias que
puedan existir o surgir entre los unos y los protagonistas, sobre todo si
tenemos en cuenta que cada vez estamos haciendo más necesario un espacio en
español en los medios de comunicación, lo que no tenemos en los momentos
actuales.
09-
MEDITACION.
Una cura de humildad no nos vendría nada mal a
muchos de nosotros.
Y, sobre todo, enorgullecernos de ser hispanistas a
nivel personal y a nivel colectivo, sin desencajarnos de los casilleros de la
autocrítica evolutiva y realista.
Aplaudir lo bueno y también lo que podamos creer
mediocre o falto de mordiente.
Apoyar incondicionalmente a los amigos y a los
noveles o jóvenes. Éstos últimos serán la perpetuación de nuestra obra si en
ellos inyectamos nuestra savia y nuestro espíritu combativo.
En el hispanismo marroquí nadie regala nada, al
menos la mayor parte de las veces.
En mi caso, los créditos bancarios, aún a intereses
mínimos me han ayudado a sostener varios de mis libros aunque, todo lo he de
reconocer, no he perdido mucho dinero y acabé recuperando gran parte de esos
gastos y recuperando casi la totalidad de mi inversión.
Hace unos años, el ganador del Premio Nacional de
Literatura Marroquí renunció al premio alegando en un comunicado de prensa que
le habían dado ese premio por un libro del que había sacado mil ejemplares
hacía tres años y del que, tan solo se habían vendido quinientos.
Lamentable pero nos conforta a quienes vendemos 800
o 900 libros en un año aún siendo en español.
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