Hispanismo - Por: Ahmed Mgara
El Hispanismo marroquí, desde mi punto de vista:
Cuarenta años de ejercicio en español.
Por: Ahmed Mgara
1- como ser hispanista, Y
no morir en el intento.
1 -¿Qué es Hispanismo Marroquí?
Da la coincidencia de que, cada vez que asisto a
algún encuentro o reunión de hispanistas marroquíes o que trate del tema del
hispanismo marroquí, se deja saltar sobre el tapete una crucial pregunta a la
que nunca se consigue encontrar una respuesta convincente o, al menos, con
cierto acierto definitorio de la terminología.
Nos preguntamos siempre lo mismo ¿qué es el hispanismo
marroquí y quiénes son los verdaderos hispanistas marroquíes?
A todos nos resulta fácil responde o dar nuestro criterio
personal y particular que no deja de ser, nunca, un punto más de distinción
entre los reunidos que no tardan en expresar sus divergencias respecto a todo
lo que se dice por parte de uno u otro.
Lo que me resulta muy lógico si se tiene en cuenta que todas
las tesituras son aceptables o rechazables según la convicción de cada uno.
Personalmente puedo catalogar al hispanismo marroquí con
una frase muy escueta: Toda la creatividad de un marroquí en lengua española. Y
catalogo como hispanistas a los escritores marroquíes, sin importar el tema o
el género, que escriben en español o que traducen al español.
Convencido de mi definición, procuro no caer en el error
de aferrarme a ella y me dejo abrir al diálogo y a la crítica de mis contertulios
de turno que, a su vez, poseen sus propias definiciones y poseen el mismo
derecho a la réplica que el que yo me otorgo.
En ésta ocasión, me desharé de mis tesis y haré un repaso
exhaustivo de afirmaciones de estudiosos marroquíes y españoles sobre el
hispanismo y los hispanistas marroquíes esperando abarcar todas las ideas.
Para ello habrá que preguntarse:
¿Es hispanismo todo lo que traduce de cualquier idioma al
español?
¿Es hispanismo el hecho de traducir al árabe alguna producción
o creación originalmente escrita en español?
¿Se puede aceptar como hispanismo lo que se escribe sobre
temáticas españolas e hispanas en un idioma que no sea el español, bibliográficamente
o en prensa, sin entender el autor el idioma cervantino?
¿Es catalogable como hispanismo escribir o publicar algún
libro en español?
Y la prensa marroquí en español ¿Se puede interpretar como
hispanismo?
¿Es aceptable el escribir en catalán, gallego o
galaicoportugués como hispanismo?
Y el hispanista marroquí ¿Quién es? :
¿El periodista en español?
¿El periodista que se ocupa de la temática española aún sin
entender ni leer el español?
¿El escritor de libros en español?
¿El profesor del idioma hispano?
¿El emigrante y ciudadano que han convivido con la cultura
española y la tienen en alta estima?
¿El lector de la producción en español?
Evidentemente, a todos los que nos interesamos por el hispanismo
nos da un poco de risa el ver catalogado como hispanista a algún señor en
alguna de esas antologías, poco antológicas que se imponen a personas que, al
menos desde el punto de vista del lector de turno, no poseen ninguna conexión
con lo que catalogamos como hispanismo o hispanista.
Sin duda, los intereses creados predominan en las decisiones
y en esas catalogaciones, al tirarlas al aire sin meditación.
Muchos de los que nos consideramos hispanistas acabamos
ante la duda de si realmente lo somos cuando instituciones culturales españolas
afincadas en nuestro país difunden los nombres de gentes que nunca pueden ser
–dentro de lo razonable- aceptados como hispanistas, lo que se toma como broma
de irresponsables o chapuza intelectual para tapar agujeros e incompetencias.
Esta afirmación la puedo justificar por recibir, esos hispanistas de
“nominación” escritos en francés para que se enteren de lo que se les quiere
hacer llegar.
Uno de esos irresponsables responsables calificó, cierta
vez, a un pintor como hispanista marroquí cuando este buen artista carece de
toda la textura cultural e intelectual para ser hispanista, dentro de las
posibles definiciones antes mencionadas.
Nunca se llegó a comprender lo que es el hispanismo según
ese señor, pero dista de esa manifestación intelectual que posee unos fines socio-
culturales muy decentes pese a las divergencias entre los propios hispanistas
por esas catalogaciones como bien patente dejé al principio de este tratado.
Otra anécdota que me sucedió fue al ver el nombre de un
poeta marroquí entre los hispanistas marroquíes. Un día le pregunté a un íntimo
amigo común si su compañero hablaba el español o lo entendía. Me respondió que
no pero, que había estado de vacaciones un par de veces en España.
Las mismas Instituciones del país vecino se desentienden
de lo que es o pueda ser el hispanismo marroquí según se desprende de la
experiencia de muchos interesados por el hispanismo en nuestro país.
Como otras experiencias propias puedo mencionar una carta
escrita en francés, que recibí hace más de dos lustros por parte de una
agregación cultural de la Embajada de España en Rabat invitándome para dar una
conferencia, en español, lógicamente.
O lo que me sucedió cuando fui invitado a participar en
un encuentro de poetas hispanos y marroquíes. A parte de los españoles, que
leyeron sus poemas en español, fui el único marroquí, entre los doce marroquíes
que leyó su aportación en español mientras que los otros lo hicieron, diez en
árabe y uno en francés. Mi defecto en ese acto fue no pertenecer a los colores
políticos de mis compañeros marroquíes. Sentí toda la vergüenza posible por lo
descarado que fue el acto.
Al final de ese desbarajuste tuve la osadía de parafrear
a aquél que dijo: Si lo sé… no vengo. Y salí del lugar con un enfado que aún me
dura al saber que el tinte político era la razón o causa de ese tejemaneje nada
decoroso.
2. EL HISPANISMO EN DEBATE
El hispanismo marroquí está siendo tema constante de debates
álgidos a todos los niveles cuando esa tendencia literaria y sociológica está
cayendo en desusos y perdiendo, alarmantemente, adeptos por la falta de interés
y por el anunciado retroceso en el nivel de la enseñanza.
Según algunas estadísticas, el idioma español está progresando
en lo que respecta al número de alumnos que anualmente se matriculan en esas seudo
academias de “español” que se dispersan por diferentes puntos geográficos de
nuestro país. Es más, pese a los prohibitivos precios de coste de esas
matriculaciones, hay una avalancha moderada que se inscribe en esos cursos
acelerados para aprender el castellano en escasas semanas aunque ello no sirva
más que para acordarse de los familiares de unos y los de los otros también,
tras la conclusión de esos cursos y descubrir, los alumnos, que no han
aprendido más que dos palabrejas en el idioma cervántico y que poseen un
diploma que tan solo justifica la matriculación en un cursillo con la firma del
gerente de turno bien visible y con signos medievales llenos de simbolismos que
impresionan al principio de visualizar esos diplomas que, aún con esa firma, siguen
sin decir nada concreto o de interés.
Antes, cuando el hispanismo marroquí era una manifestación
intelectualmente seria y decente, se palpaba como algo digno y de peso. Los
hispanistas de entonces eran nombres que rompían moldes y creaban nuevos
conceptos como obreros de un idioma a nivel de publicaciones – pese a no haber
sido prolífera la producción marroquí en el idioma español-, puede decirse que
los hispanistas marroquíes de hace algunas décadas aún siguen en el recuerdo
con unos nombres imborrables de cualquier congreso, coloquio o conferencia
relativos al hispanismo marroquí en ausencia de nombre nuevos que llenan vaga y
transitoriamente la superficie cultural de nuestro hispanismo de manera
pasajera y sin trascendencia; una literatura sin carisma y falta de
profundidad, sin perspectivas de constituir evento “de interés” dentro del
global de la producción literaria marroquí hasta tal punto que, la gran parte
de las veces, esas producciones o creaciones pasan desapercibidas y sin llegar
a alcanzar el interés de quienes realmente se tendrían que interesar por ese
género literario tan arraigado desde décadas atrás y tan carente de interés
para quienes cobran para interesarse (entre otras misiones) de esa expresión en
español.
Probablemente se tendrían que buscar las causas de ese retroceso
en cuestiones sociopolíticas más que en otras de índole económico o académico,
si bien resulta aceptable el hecho de que el idioma castellano comenzó a perder
practicantes a nivel de ejercicio después de la implantación del francés como
idioma sustitutivo del español en los centros de estudios del norte del país.
Dejaron de fabricarse hispanistas con esas medidas de reunificación
académica aunque se perdió la posibilidad de seguir fomentando el idioma
cervantino como medio de expresión literaria o expresional, ya sea en prensa
como en bibliografía y, tras una hecatombe de décadas de embriaguez, se comenzó
a fraguar una nueva generación disconforme y sin tendencias unificadas, cada
uno por su senda y a su manera, sin ajustarse a normas concretas ni basarse
sobre perspectivas determinadas. . . Todo ello dio lugar a un hispanismo en
Marruecos carente de mordiente y sin connotaciones de calidades capaces de
hacer llamar la atención de quienes pudieran interesarse por ese medio de expresión,
huérfano y desolado, pero, en el fondo, está lleno de intencionalidades y de
aspiraciones por parte de los escritores y autores.
Algunos responsables o tutores de la cultura hispana en Marruecos,
en un perfecto desbarajuste y desacierto, comenzaron a adjudicar “títulos” de
hispanistas a escritores marroquíes que nunca habían tenido relación alguna con
lo que era el auténtico hispanismo y que, por el mero hecho de ser escritores o
poetas en árabe y haber tratado el tema del Ándalus ya se consideraban
hispanistas. . . me refiero a los años ochenta del siglo pasado en que se
empezó a sacar hispanistas de la chistera porque casi no quedaban en nuestro
país.
La aparición del suplemento Opinión Semanal y de La Mañana,
con posterioridad, dieron tirones de oreja a muchos, e hicieron aflorar una
nueva y emocionante generación, la de “hispanistas en ciernes”, y que no tardó
en apagarse tras pocos años. Pocos son los que se mantuvieron a flote, tras desaparecer
esa generación de “novicios del hispanismo”.Probablemente parezcan estas líneas anteriores como reivindicatorias
o de protesta, lo que no se asemejaría a la realidad de mis sentires.
Simplemente quiero dejar claras unas convicciones que están allí, patentes y
sin ocultaciones.
El momento del hispanismo marroquí es alarmante en su calidad
y en su cantidad, y seguir mintiendo con estadísticas perfiladas, casi por
encargo, y con disertaciones en coloquios y encuentros de hispanistas con
aportaciones previamente corregidas o que se repitan de un “encuentro” a otro
sin variar siquiera los puntos o las comas es una vergüenza para quienes apoyan
esos ejercicios faltos de seriedad y de decencia, al menos eso pienso yo desde
mi silla de madera carcomida en un café del Feddán.
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