MUJERES Y POETISAS DE AL-ANDALUS.

Por: ANA HERRERA

III parte

Primer capítulo, publicado el 19/06/2015
Segundo capítulo, publicado el 29/06/2015

Pintura del artista Alami Bartouli- oleo con punteo.

HAFSA BINT HAMDUM (S. X)

            Natural de Guadalajara, fue autora de numerosos poemas, aunque sólo se conservan cuatro. Según las fuentes árabes su patria se sentía orgullosa de ella. Vivió en el siglo X. Era literata sabia y poetisa.
                                              
                                               Réplica

                        Tengo un  amante que no se enternece
                        en nuestras querellas amorosas,
                        y si le abandono, crece su orgullo.
                        Me dice: ¿Has visto a alguno semejante a mí?
                        Yo le respondo: ¿Has visto también
                        a alguna semejante a mí?


                                   Nostalgia permanente

                        Tengo nostalgia de mi amado,
                        una nostalgia permanente.
                        ¡Oh noche en la que me despedí de él!
                        ¡Qué noche aquella!



HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA(S.XII)

Hafsa es una de las poetisas arábigo-andaluzas más famosas de al-Andalus, y la más célebre de Granada. Hija de un noble de origen beréber, rico e influyente personaje de esta ciudad, nació hacia el año 1135(años 530 de la Hégira), según la mayoría de sus biógrafos, en la ciudad de Granada. Allí pasó su infancia y juventud en un contexto de intensa agitación política, que asistió a la caída del Imperio Almorávide y la instauración del Califato Almohade.
Alabada por su cultura e ingenio, al igual que por su belleza, estas cualidades le permitieron ocupar pronto un lugar destacado en la Corte almorávide de Granada, donde desarrolló una intensa actividad literaria y educativa, y alcanzó rápidamente la fama. Célebre también fuera de Granada, fue enviada a Rabat(1158) con un grupo de poetas y nobles granadinos ante el califa Abd al-Mumin, quien le concedió el feudo de Rakuna, cerca de Granada, epónimo del que procede el nombre con que fue conocida la poetisa, al-Rakuniyya.
Sería en el ambiente cortesano de Granada donde conocería el poeta granadino Abu Yafar ibn Said, del ilustre linaje de los Banu Said, con el que inició una pública relación amorosa hacia el año 1154. A raíz de esta relación, ambos amantes desarrollaron un intenso intercambio de poemas amorosos, que se han conservado hasta nuestros días. Asimismo sus amoríos fueron cantados por los poetas de su grupo literario. La situación se complicó en el año1156, cuando llegó a Granada el gobernador almohade, el príncipe Abu Said ´Utman, hijodel Califa Abd al-Mumin, quien se enamoró de la poetisa. En un principio, Hafsa rechazó al gobernador, pero finalmente se convirtió en su amante, quizá cansada de las veleidades amorosas de Abu Yapar o por presiones del príncipe hacia ella o su familia. Esta situación originaría un conflictivo triángulo amoroso. Abu Yafar, que había sido amigo y secretario del príncipe, hizo a éste  objeto de sus sátiras, y acabó participando en una rebelión política contra el gobernador, razón por la que éste lo mandó encarcelar y finalmente crucificar en el año 1163, en Málaga.
Hafsa lloró la prisión y la muerte de su amante en sentidos versos y llegó a llevar luto de viuda por él, a pesar de las amenazas del gobernador. Se retiró de la Corte, abandonando finalmente la actividad poética y centrándose, a partir de entonces, en la enseñanza. Vivió de este modo durante una parte importante de su vida, hasta que, hacia el año 1184, aceptó la invitación del Califa Yaqud al-Mansur y se dirigió a Marrakech para dirigir la educación de las princesas almohades. Allí permaneció hasta 1191, año de su muerte.
Hafsa es la poetisa arábigo-andaluza de la que se conserva un mayor volumen de su producción poética, gracias, sobre todo, al interés de sus biógrafos y de la familia Banu Said. En total, han llegado hasta nuestros días diecisiete poemas, de gran calidad literaria. Heredera de la tradición poética árabe, sin embargo, Hafsa, al contrario de lo que es habitual en ésta, es capaz de expresar, con gran belleza, sus sentimientos reales en un lenguaje llano y espontáneo. La mayoría de sus versos son de tipo amoroso, dirigidos a Abu Yapar, aunque hay algunos satíricos y de elogio a Abu Said, alcanzando la cima de su inspiración en aquéllos en los que se lamenta de la prisión y muerte de su amante. Muestra de las mujeres independientes y cultas de la época de esplendor de al-Andalus, Hafsa fue muy respetada, a pesar de sus aparentes libertades, en su época y por los biógrafos posteriores, que la consideraron como una gran poetisa. Ibn al-Jatib dijo de ella: “Granadina, fue única en su tiempo por su belleza, elegancia, cultura literaria y mordacidad”.

                                    MI BOCA ES UNA FUENTE

                        ¿Iré yo a ti o vendrás tú a visitarme?,
                        pues mi corazón va siempre donde tú quieras ir.     
                       da por seguro que no tendrás sed,
                       y que estarás satisfecho si me dices que vaya.
                      Puesto que mi boca es una fuente pura y cristalina,
                      las ramas e mis cabellos dan una tupida sombra.
                     Contéstame enseguida,
                     ¡pues no está bien tu tardanza con Butayna, oh yamil!

CONOCIMIIENTO  DE CAUSA

                     Yo bendigo esa boca y lo digo por experiencia
                     y lo afirmo con conocimiento de causa.
                    Yo la juzgo y no miento a Dios,
                    Puesto que he gustado su saliva
                    y es más agradable que el vino.

EL HECHIZO DE BABILONIA

Una visitante ha venido con cuello de gacela,
                      deseando la unión con su amado.
                      Con unos ojos forjados con el hechizo de Babilonia,
                      y con una saliva más dulce que la hija de la vid.
                      Sus mejillas dan envidia a las rosas;
                      su boca da envidia a las perlas.
                      ¿Tendrá su Señoría tiempo para recibirla,
                      si no se lo impiden sus graves ocupaciones?

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                     Por vestirme de luto me amenazan
                     por un amado que me han muerto con la espada.
                    ¡Que Dios tenga clemencia con quien sea
                    liberal con sus lágrimas,
                    o con quien llore por aquél que mataron sus rivales,
                    y que las nubes de la tarde,
                    con generosidad como la suya,
                    rieguen las tierras donde quiera que vaya!
                       

               HAMDA BINT ZIYAD Y SU HERMANA ZAYNAB

Poetisas de Guadix. Pertenecían a una familia culta, pues su padre era profesor de literatura. Se les atribuye a ambas hermosura, riquezas, sabiduría y honestidad, y se hace una precisión: que su amor por la literatura llevaba a los dos hermanas a mezclarse con los hombres de letras, pero con un decoro que se hizo famoso y una integridad digna de toda confianza. Hamda es la más famosa de las dos. No se sabe con seguridad en qué siglo vivieron (¿X,XI,XII?).
           
                                   DONCELLA EN EL RÍO
(Poema compuesto por Hamda  para describir a una joven que le acompañaba en un paseo a orillas del río, el Genil de Granada o el Arenal de Guadix, según las distintas versiones).
                                  
                                   Revelaron las lágrimas mis secretos en un río;
                                   hay en él huellas manifiestas de la belleza.
                                   serpea el río entre jardines;
                                   se balancean los jardines sobre la corriente.
                                   Entre las gacelas un antílope humano:
                                   al desnudarse, me arrebató el juicio.
                                   Tiene unos ojos que adormece para algo
                                   y este algo me quita el sueño.
                                   Cuando deja flotar sobre su talle las negras trenzas,
                                   contemplas la luna llena en el negro firmamento.
                                   Como si la aurora tuviese muerto a su hermano
                                   y por el luto se vistiese de negro.

                                               EL ALIENTO, FUEGO

                                   Cuando no quisieron los detractores más que separarnos
sin tener motivo para vengarse ni de tí ni de mí,
y atacaron nuestros oídos con rencillas
mientras que mis defensores y ayudantes entonces escaseaban,
los conquistaste con tus ojos y mis lágrimas
y mi aliento: como espada y torrente y fuego.


                                               EL VALLE DE GUADIX

                                   Nos protegió de los tórridos vientos
                                   la frescura de un valle,
regado por la lluvia abundante y frecuente.
Refugiados en el seno de su boscaje,
nos acogió con cariño, igual que
ama de cría inclinada sobre un bebé lactante.

Y nos dio de beber, sedientos como estábamos,
un agua cristalina, más rica que el vino para el buen catador.
Rechaza al sol, del lado que nos mira, manteniéndolo oculto,
permitiendo tan sólo el paso de la brisa.
Sus guijarros son tales que asustan
a doncella alhajada que tantea las cuentas
 de su collar en ristre.

                        QASMUNA BINT ISMAIL(S.XII)

            De familia judía de tradición culta  y literaria, conoció la técnica de la qasida y de la moaxaja a través de su padre, con quien compuso una obra poética.
            Los dos poemas expresan la impaciencia por conocer el amor y una queja por vivir tan retirada en su casa. Como colofón del primero se dice que su padre al oírlo se apresuró a concertar su matrimonio.

                        LO QUE NO SE ATREVE A NOMBRAR
                                  
                                   Veo un jardín,
cuyos frutos están ya en su sazón,
y no hay ningún jardinero que
extienda su mano par cogerlos.
¡Qué lástima!
¡Se marchita la juventud perdida
y queda en mí, solitario,
lo que no me atrevo a nombrar!

                            A UNA GACELA QUE SE CRIABA EN SU CASA

                                   Ay, gacela, que pastas siempre en este jardín,
soy semejante a ti
por esa soledad y por mis ojos negros,
las dos estamos solas, sin amigo,
¡soportemos pacientes lo que manda el destino!


UMM AL-KIRAM BINT AL-MU´TASIM B. SUMADIH(S.XI)

            Es hija del rey de Almería. Tres de sus hermanos también eran poetas. Se cuenta que su padre al ver su inteligencia, decidió que recibiera una esmerada educación literaria, hasta que estuvo en condiciones de componer casidas y moaxajas, y sus poemas fueron en parte causa de sus desdichas, pues el rey supo por ellos que se había enamorado de un joven de Denia, llamado al-Sammar, famoso por su belleza, a quien había dedicado sus versos. Y desde ese momento no se supo más del muchacho; su padre lo hizo desaparecer.                        
AL-SAMMAR
                                  
                                   Maravillaos, amigos,
                                   de lo que ha cosechado una pasión ardiente,
                                   pues, de no ser por eso, no habría bajado,
                                   en compañía la luna de la noche,
                                   desde su cielo altísimo a la tierra.
                                   Mi pasión por quien amo es de tal suerte
                                   que si de mí se separase el corazón lo seguiría.

                                                           GOZAR LA INTIMIDAD

                                    Ay, ojalá supiera
                                   si hay algún medio de estar solos
donde no lleguen los oídos del espía.
¡Qué maravilla!
a solas quiero estar con un amado
que vive, aunque se vaya, en mis entrañas y en mi pecho


WALLÄDA LA OMEYA

La infancia de Walläda la Omeya transcurrió en la Munya del Romano, donde nació en el mes de pleno sol de 1006, hija de Mamad Ibn Abderramán, biznieto de Abderramán IV. Muhammad había adquirido la residencia en su juventud con la intención de vivir tranquilamente y disfrutar de los privilegios de su condición real. La enorme finca había pertenecido a un rico patricio romano de gustos exquisitos.
            La madre de Walläda había sido una esclava persa llamada Amina, de extraña hermosura, cuya danza cautivaba a quienes la veían y de la que la princesa heredó sus ojos persas,  de un negro azulado, y su cabello negro profundo, su misma perturbadora belleza y la especial disposición a la danza. Otras versiones dicen que era de piel muy blanca, de ojos azules y  que tenía el pelo rubio pelirrojo, como correspondía al ideal de belleza femenina de la época.
            En plena descomposición de la institución califal, Walläda había permanecido ajena a los sucesivos desastres que maltrataban Córdoba y aniquilaban el futuro de Al-Andalus; confinada en la Munya del Romano bajo la obsesiva protección de su padre, sus días transcurrían plácidos en el aprendizaje de la poesía de los clásicos griegos y de las danzas orientales junto a su madre la persa. Muhammad que veneraba a su hija le impuso el nombre familiar  de Walläda, “la que alumbra”. En la Munya vivían de espaldas a la realidad celebrando fiestas suntuosas casi todas las semanas, ignorando las guerras que estaban arruinando el Estado. La fama de la princesa había traspasado la residencia paterna y se comentaba su ingenio desde pequeña en la corte palaciega: “Era una estrella posada en la tierra “cuando recitaba a Safo, la antigua poetisa griega. El gran poeta Ibn Hazm  fue su preceptor.
            En 1018, con doce años abandonó la Munya del Romano, ya para no volver, y fue trasladada con su madre y su esclava Habiba al harén familiar del alcázar de Córdoba. Por primera vez contempló el desastre de la guerra. Su padre se volcó de pronto en los asuntos políticos y se olvidó de ellas. Llegaron a sus oídos los versos de un poeta joven que le declaraba su amor y hacia el cual ella empezaba a manifestar un interés ciego. Se trataba de Ibn Zaydûn, quien se educó como fámulo de un funcionario estatal, y con él aprendió de números, de letras y de libros. Tenía además grandes aspiraciones políticas. Walläda convivió con su primo Abderraman V al Mostazhir, de 22 años, elegido califa por el pueblo en una asamblea multitudinaria celebrada en la Mezquita, durante el tiempo que éste ocupó el trono. Cuando Mostazhir cayó en desgracia, se negó a casarse con su padre y fue confinada durante los diecisiete meses que Mamad al- Mustakfí estuvo en el poder. Se refugió en el campo ante el acoso de un nuevo califa y, por fin, durante el reinado de Hixam III, al-Mutadd, su tío, compró su independencia, renunciando a sus privilegios y a sus deberes como princesa,  entregando al califa la Munya del Romano y parte de su herencia familiar. Se atrevió a desafiar a los jueces de Córdoba paseando por sus calles sin el litam, el velo que le cubría la cara. Para sobrevivir abrió una escuela para las hijas de los más poderosos y un salón literario en un palacete que se compró en una plaza  cerca de la Mezquita Mayor. Allí acudían toda la nobleza y las clases altas de la ciudad. Rivalizó en versos con el extraño poeta, Zaydûn, que a través de sus versos le declaraba amor, iniciando una intensa y apasionada relación amorosa con él (1029).
            Walläda musitaba a todas horas los versos de esa griega antigua, de esa poetisa Safo:
            “Amor, entre toda la creación, eres mi alegría y la máxima aspiración que al tiempo le pido. Yo te buscaba y llegaste, y has refrescado mi alma que ardía de ausencia...”
            A finales de diciembre de 1031 un Consejo de Gobierno tomó el poder poniendo fin al Califato y convirtiendo a Córdoba en una República. Siguen los  amores de la princesa con Ibn Zaydûn, defensor de los Omeya, y que por el bien de la ciudad acoge sabiamente la República. Los celos y las contradicciones políticas le apartan de Walläda, que lo encontró con una esclava suya. No lo perdonó nunca. Durante el año que él pasó en el cautiverio físico y amoroso escribió sus poemas más famosos. Walläda tuvo una hija suya que nació muerta. Después de la cárcel, Zaydûn huyó a Sevilla. Cuentan  que antes de su huida se le veía enfermizo y ojeroso entre las ruinas de Medina al-Zahara y que eso es lo que creó realmente la leyenda. En Sevilla se convirtió en un hombre rico y poderoso al amparo del feroz Mutadid, padre del rey poeta Mutamid. Algunas versiones apuntan a que Walläda, arruinada en su fortuna y su crédito, viajó por los diferentes reinos de Taifas, exhibiendo su talento y acaso otorgando sus favores. Según Magdalena Lasala la princesa siguió en Córdoba con su escuela, cerró el salón literario, y entabló una gran amistad con un famoso ministro. Se mantuvo altiva hasta el final. Aunque nunca salió de Córdoba, su voz se escuchó en toda España. Murió en el año1091 defendiendo a la ciudad de un ataque de los almorávides. Tenía más de ochenta años. Fue la mujer más célebre de su época.

            Concluimos con aquellos versos que Walläda se hacía bordar en las orlas de sus vestidos, en sus túnicas transparentes, y que al fin se hizo tatuar sobre su propia piel.
            Sobre el hombro derecho: “Nací, por dios, para la gloria y camino, orgullosa, mi propio destino”. Sobre el hombro izquierdo: “Doy poder a mi amante si descansa sobre mi mejilla, y mis besos otorgo a quien los merece”:

                         VISITA

Cuando caiga la tarde espera mi visita,
pues veo que la noche es quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por ti que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol,
ni la luna saldría, y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno.

              ------------------

Ibn Zaydûn, a pesar de sus virtudes,
maldice de mí injustamente, y no tengo culpa alguna;
me mira de reojo, cuando me acerco a él,
como si fuera a castrar a su Alí.


              ENAMORADO DE JÚPITER

Si hubieses hecho justicia
al amor que hay entre nosotros
no hubieses amado ni preferido a mi esclava,
ni hubieses abandonado la belleza de la rama
cargada de frutos,
ni te hubieses inclinado hacia la rama estéril.
Siendo así que tú sabes que yo soy
la Luna llena en el cielo,
sin embargo, te has enamorado,
por mi desgracia, de Júpiter.

                LA SEPARACIÓN

¿Acaso hay para nosotros,
después de esta separación, una salida;
puede quejarse cada uno de nosotros
de lo que ha sufrido?
Pernoctaba yo en los tiempos de nuestras visitas mutuas
Durante el invierno
Sobre las ascuas crepitantes por la pasión.
¿Cómo, pues estando en la situación de este abandono
 ha apresurado el destino lo que yo temía?
Giran las noches y no veo el fin
de nuestro distanciamiento,
ni la paciencia me libra
de la esclavitud de mi anhelo.
Riegue Dios la tierra donde estés
Con toda clase de lluvias copiosas.



                        BIBLIOGRAFÍA

-          “AL-DAJIRA. Tesoro de la poesía andalusí”. Cuadernos de Puerta Nueva. Consejería de    Educación y Ciencia. Delegación Provincial. Málaga. 1995.
-          VISERA SOLER, Elisa: “Al-andalus: la voz del poeta”. Introducción a la poesía en el al-Andalus. I. B. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga. Curso 1997-98.
-          GARULO, Teresa: “ Diván de las poetisas de al-Andalus”. Poesía Hiparión. 1998.
-          SOBH, Mahmud: “Poetisas arábigo-andaluzas”.Diputación Provincial de Granada, 1994.
-          GARCÍA GÓMEZ, Emilio: “Poemas arábigoandaluces”. Colección Austral. Espasa-Calpe, S.A. Madrid, 1971.
-          HAGERTY, Miguel José: “Al-Mu`tamid. Poesía”. Antoni Bosch. Barcelona, 1979.
-          GARCÍA GÓMEZ, Emilio: “Ibn al-Zaqqaq. Poesías”. Instituto Hispano-Árabe de cultura. Clásicos Hispano-Árabes bilingües- Nº 1. Madrid, 1978.
-          “MUJERES DE ANDALUCÍA”. Conserjería de Educación y Ciencia. Instituto Andaluz de la Mujer. Junta de Andalucía.

-          LASALA, Magdalena: “Walläda La Omeya”, Madrid, 2003, Martínez Roca,S.A.

Comentarios

ANA HERRERA ha dicho que…
Gracias, Ahmed, por publicar esta última parte de mi estudio "Mujeres y poetisas de Al-Andalus", y refrescarnos de nuevo con la savia de sus versos. Bellísima la ilustración de Alami Bartouli, gracias.

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