MUJERES Y
POETISAS DE AL-ANDALUS.
Por: ANA HERRERA
III parte
HAFSA BINT HAMDUM (S. X)
Natural
de Guadalajara, fue autora de numerosos poemas, aunque sólo se conservan
cuatro. Según las fuentes árabes su patria se sentía orgullosa de ella. Vivió
en el siglo X. Era literata sabia y poetisa.
Réplica
Tengo
un amante que no se enternece
en
nuestras querellas amorosas,
y
si le abandono, crece su orgullo.
Me
dice: ¿Has visto a alguno semejante a mí?
Yo
le respondo: ¿Has visto también
a
alguna semejante a mí?
Nostalgia permanente
Tengo
nostalgia de mi amado,
una
nostalgia permanente.
¡Oh
noche en la que me despedí de él!
¡Qué
noche aquella!
HAFSA BINT AL-HAYY AL-RAKUNIYYA(S.XII)
Hafsa es
una de las poetisas arábigo-andaluzas más famosas de al-Andalus, y la más célebre
de Granada. Hija de un noble de origen beréber, rico e influyente personaje de
esta ciudad, nació hacia el año 1135(años 530 de la Hégira), según la mayoría
de sus biógrafos, en la ciudad de Granada. Allí pasó su infancia y juventud en
un contexto de intensa agitación política, que asistió a la caída del Imperio
Almorávide y la instauración del Califato Almohade.

Sería en
el ambiente cortesano de Granada donde conocería el poeta granadino Abu Yafar
ibn Said, del ilustre linaje de los Banu Said, con el que inició una pública
relación amorosa hacia el año 1154. A raíz de esta relación, ambos amantes
desarrollaron un intenso intercambio de poemas amorosos, que se han conservado
hasta nuestros días. Asimismo sus amoríos fueron cantados por los poetas de su
grupo literario. La situación se complicó en el año1156, cuando llegó a Granada
el gobernador almohade, el príncipe Abu Said ´Utman, hijodel Califa Abd al-Mumin,
quien se enamoró de la poetisa. En un principio, Hafsa rechazó al gobernador,
pero finalmente se convirtió en su amante, quizá cansada de las veleidades
amorosas de Abu Yapar o por presiones del príncipe hacia ella o su familia.
Esta situación originaría un conflictivo triángulo amoroso. Abu Yafar, que
había sido amigo y secretario del príncipe, hizo a éste objeto de sus sátiras, y acabó participando
en una rebelión política contra el gobernador, razón por la que éste lo mandó
encarcelar y finalmente crucificar en el año 1163, en Málaga.
Hafsa
lloró la prisión y la muerte de su amante en sentidos versos y llegó a llevar
luto de viuda por él, a pesar de las amenazas del gobernador. Se retiró de la
Corte, abandonando finalmente la actividad poética y centrándose, a partir de
entonces, en la enseñanza. Vivió de este modo durante una parte importante de
su vida, hasta que, hacia el año 1184, aceptó la invitación del Califa Yaqud
al-Mansur y se dirigió a Marrakech para dirigir la educación de las princesas almohades.
Allí permaneció hasta 1191, año de su muerte.
Hafsa es
la poetisa arábigo-andaluza de la que se conserva un mayor volumen de su
producción poética, gracias, sobre todo, al interés de sus biógrafos y de la
familia Banu Said. En total, han llegado hasta nuestros días diecisiete poemas,
de gran calidad literaria. Heredera de la tradición poética árabe, sin embargo,
Hafsa, al contrario de lo que es habitual en ésta, es capaz de expresar, con
gran belleza, sus sentimientos reales en un lenguaje llano y espontáneo. La
mayoría de sus versos son de tipo amoroso, dirigidos a Abu Yapar, aunque hay
algunos satíricos y de elogio a Abu Said, alcanzando la cima de su inspiración
en aquéllos en los que se lamenta de la prisión y muerte de su amante. Muestra
de las mujeres independientes y cultas de la época de esplendor de al-Andalus,
Hafsa fue muy respetada, a pesar de sus aparentes libertades, en su época y por
los biógrafos posteriores, que la consideraron como una gran poetisa. Ibn
al-Jatib dijo de ella: “Granadina, fue única en su tiempo por su belleza,
elegancia, cultura literaria y mordacidad”.
MI BOCA ES UNA FUENTE
¿Iré yo a ti o vendrás tú a visitarme?,
pues mi corazón va
siempre donde tú quieras ir.
da por seguro que no
tendrás sed,
y que estarás satisfecho
si me dices que vaya.
Puesto que mi boca es una
fuente pura y cristalina,
las ramas e mis cabellos
dan una tupida sombra.
Contéstame enseguida,
¡pues no está bien tu
tardanza con Butayna, oh yamil!
CONOCIMIIENTO
DE CAUSA
Yo bendigo esa boca y lo
digo por experiencia
y lo afirmo con
conocimiento de causa.
Yo la juzgo y no miento a
Dios,
Puesto que he gustado su
saliva
y es más agradable que el
vino.
EL HECHIZO DE BABILONIA
Una visitante ha venido con cuello de gacela,
deseando la unión con su
amado.
Con unos ojos forjados
con el hechizo de Babilonia,
y con una saliva más
dulce que la hija de la vid.
Sus mejillas dan envidia a
las rosas;
su boca da envidia a las
perlas.
¿Tendrá su Señoría tiempo para
recibirla,
si no se lo impiden sus graves
ocupaciones?
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Por vestirme de luto me amenazan
por un amado que me han muerto con la
espada.
¡Que Dios tenga clemencia con quien sea
liberal con sus lágrimas,
o con quien llore por aquél que mataron
sus rivales,
y
que las nubes de la tarde,
con generosidad como la suya,
rieguen las tierras donde quiera que
vaya!
HAMDA BINT ZIYAD Y SU HERMANA ZAYNAB
Poetisas
de Guadix. Pertenecían a una familia culta, pues su padre era profesor de literatura.
Se les atribuye a ambas hermosura, riquezas, sabiduría y honestidad, y se hace
una precisión: que su amor por la literatura llevaba a los dos hermanas a
mezclarse con los hombres de letras, pero con un decoro que se hizo famoso y
una integridad digna de toda confianza. Hamda es la más famosa de las dos. No
se sabe con seguridad en qué siglo vivieron (¿X,XI,XII?).
DONCELLA EN EL RÍO
(Poema
compuesto por Hamda para describir a una
joven que le acompañaba en un paseo a orillas del río, el Genil de Granada o el
Arenal de Guadix, según las distintas versiones).
Revelaron las
lágrimas mis secretos en un río;
hay en él
huellas manifiestas de la belleza.
serpea el río
entre jardines;
se balancean
los jardines sobre la corriente.
Entre las
gacelas un antílope humano:
al
desnudarse, me arrebató el juicio.
Tiene unos
ojos que adormece para algo
y este algo
me quita el sueño.
Cuando deja
flotar sobre su talle las negras trenzas,
contemplas la
luna llena en el negro firmamento.
Como si la
aurora tuviese muerto a su hermano
y por el luto
se vistiese de negro.
EL
ALIENTO, FUEGO
Cuando no
quisieron los detractores más que separarnos
sin tener motivo para vengarse ni de tí ni de
mí,
y atacaron nuestros oídos con rencillas
mientras que mis defensores y ayudantes
entonces escaseaban,
los conquistaste con tus ojos y mis lágrimas
y mi aliento: como espada y torrente y fuego.
EL
VALLE DE GUADIX
Nos protegió
de los tórridos vientos
la frescura
de un valle,
regado por la lluvia abundante y frecuente.
Refugiados en el seno de su boscaje,
nos acogió con cariño, igual que
ama de cría inclinada sobre un bebé lactante.
Y nos dio de beber, sedientos como estábamos,
un agua cristalina, más rica que el vino para
el buen catador.
Rechaza al sol, del lado que nos mira,
manteniéndolo oculto,
permitiendo tan sólo el paso de la brisa.
Sus guijarros son tales que asustan
a doncella alhajada que tantea las cuentas
de su
collar en ristre.
QASMUNA BINT ISMAIL(S.XII)
De familia judía de tradición culta y literaria, conoció la técnica de la qasida
y de la moaxaja a través de su padre, con quien compuso una obra poética.
Los
dos poemas expresan la impaciencia por conocer el amor y una queja por vivir
tan retirada en su casa. Como colofón del primero se dice que su padre al oírlo
se apresuró a concertar su matrimonio.
LO QUE NO SE ATREVE A NOMBRAR
Veo un
jardín,
cuyos frutos están ya en su sazón,
y no hay ningún jardinero que
extienda su mano par cogerlos.
¡Qué lástima!
¡Se marchita la juventud perdida
y queda en mí, solitario,
lo que no me atrevo a nombrar!
A UNA GACELA QUE SE CRIABA EN SU CASA
Ay, gacela,
que pastas siempre en este jardín,
soy semejante a ti
por esa soledad y por mis ojos negros,
las dos estamos solas, sin amigo,
¡soportemos pacientes lo que manda el destino!
UMM AL-KIRAM BINT AL-MU´TASIM B. SUMADIH(S.XI)
Es
hija del rey de Almería. Tres de sus hermanos también eran poetas. Se cuenta
que su padre al ver su inteligencia, decidió que recibiera una esmerada
educación literaria, hasta que estuvo en condiciones de componer casidas y
moaxajas, y sus poemas fueron en parte causa de sus desdichas, pues el rey supo
por ellos que se había enamorado de un joven de Denia, llamado al-Sammar,
famoso por su belleza, a quien había dedicado sus versos. Y desde ese momento
no se supo más del muchacho; su padre lo hizo desaparecer.
AL-SAMMAR
Maravillaos,
amigos,
de lo que ha
cosechado una pasión ardiente,
pues, de no ser por eso, no habría bajado,
en compañía
la luna de la noche,
desde su
cielo altísimo a la tierra.
Mi pasión por
quien amo es de tal suerte
que si de mí
se separase el corazón lo seguiría.
GOZAR
LA INTIMIDAD
Ay, ojalá supiera
si hay algún
medio de estar solos
donde no lleguen los oídos del espía.
¡Qué maravilla!
a solas quiero estar con un amado
que vive, aunque se vaya, en mis entrañas y en
mi pecho
WALLÄDA
LA OMEYA
La infancia de Walläda la Omeya transcurrió en
la Munya del Romano, donde nació en el mes de pleno sol de 1006, hija de Mamad
Ibn Abderramán, biznieto de Abderramán IV. Muhammad había adquirido la
residencia en su juventud con la intención de vivir tranquilamente y disfrutar
de los privilegios de su condición real. La enorme finca había pertenecido a un
rico patricio romano de gustos exquisitos.
La
madre de Walläda había sido una esclava persa llamada Amina, de extraña
hermosura, cuya danza cautivaba a quienes la veían y de la que la princesa
heredó sus ojos persas, de un negro
azulado, y su cabello negro profundo, su misma perturbadora belleza y la
especial disposición a la danza. Otras versiones dicen que era de piel muy
blanca, de ojos azules y que tenía el
pelo rubio pelirrojo, como correspondía al ideal de belleza femenina de la
época.
En
plena descomposición de la institución califal, Walläda había permanecido ajena
a los sucesivos desastres que maltrataban Córdoba y aniquilaban el futuro de
Al-Andalus; confinada en la Munya del Romano bajo la obsesiva protección de su
padre, sus días transcurrían plácidos en el aprendizaje de la poesía de los
clásicos griegos y de las danzas orientales junto a su madre la persa. Muhammad
que veneraba a su hija le impuso el nombre familiar de Walläda, “la que alumbra”. En la Munya
vivían de espaldas a la realidad celebrando fiestas suntuosas casi todas las
semanas, ignorando las guerras que estaban arruinando el Estado. La fama de la
princesa había traspasado la residencia paterna y se comentaba su ingenio desde
pequeña en la corte palaciega: “Era una estrella posada en la tierra “cuando
recitaba a Safo, la antigua poetisa griega. El gran poeta Ibn Hazm fue su preceptor.
En
1018, con doce años abandonó la Munya del Romano, ya para no volver, y fue
trasladada con su madre y su esclava Habiba al harén familiar del alcázar de
Córdoba. Por primera vez contempló el desastre de la guerra. Su padre se volcó
de pronto en los asuntos políticos y se olvidó de ellas. Llegaron a sus oídos
los versos de un poeta joven que le declaraba su amor y hacia el cual ella
empezaba a manifestar un interés ciego. Se trataba de Ibn Zaydûn, quien se
educó como fámulo de un funcionario estatal, y con él aprendió de números, de
letras y de libros. Tenía además grandes aspiraciones políticas. Walläda convivió
con su primo Abderraman V al Mostazhir, de 22 años, elegido califa por el
pueblo en una asamblea multitudinaria celebrada en la Mezquita, durante el
tiempo que éste ocupó el trono. Cuando Mostazhir cayó en desgracia, se negó a
casarse con su padre y fue confinada durante los diecisiete meses que Mamad al-
Mustakfí estuvo en el poder. Se refugió en el campo ante el acoso de un nuevo
califa y, por fin, durante el reinado de Hixam III, al-Mutadd, su tío, compró
su independencia, renunciando a sus privilegios y a sus deberes como
princesa, entregando al califa la Munya
del Romano y parte de su herencia familiar. Se atrevió a desafiar a los jueces
de Córdoba paseando por sus calles sin el litam, el velo que le cubría la cara.
Para sobrevivir abrió una escuela para las hijas de los más poderosos y un
salón literario en un palacete que se compró en una plaza cerca de la Mezquita Mayor. Allí acudían toda
la nobleza y las clases altas de la ciudad. Rivalizó en versos con el extraño
poeta, Zaydûn, que a través de sus versos le declaraba amor, iniciando una
intensa y apasionada relación amorosa con él (1029).
Walläda
musitaba a todas horas los versos de esa griega antigua, de esa poetisa Safo:
“Amor,
entre toda la creación, eres mi alegría y la máxima aspiración que al tiempo le
pido. Yo te buscaba y llegaste, y has refrescado mi alma que ardía de
ausencia...”
A
finales de diciembre de 1031 un Consejo de Gobierno tomó el poder poniendo fin
al Califato y convirtiendo a Córdoba en una República. Siguen los amores de la princesa con Ibn Zaydûn,
defensor de los Omeya, y que por el bien de la ciudad acoge sabiamente la
República. Los celos y las contradicciones políticas le apartan de Walläda, que
lo encontró con una esclava suya. No lo perdonó nunca. Durante el año que él
pasó en el cautiverio físico y amoroso escribió sus poemas más famosos. Walläda
tuvo una hija suya que nació muerta. Después de la cárcel, Zaydûn huyó a
Sevilla. Cuentan que antes de su huida
se le veía enfermizo y ojeroso entre las ruinas de Medina al-Zahara y que eso
es lo que creó realmente la leyenda. En Sevilla se convirtió en un hombre rico
y poderoso al amparo del feroz Mutadid, padre del rey poeta Mutamid. Algunas
versiones apuntan a que Walläda, arruinada en su fortuna y su crédito, viajó
por los diferentes reinos de Taifas, exhibiendo su talento y acaso otorgando
sus favores. Según Magdalena Lasala la princesa siguió en Córdoba con su
escuela, cerró el salón literario, y entabló una gran amistad con un famoso
ministro. Se mantuvo altiva hasta el final. Aunque nunca salió de Córdoba, su
voz se escuchó en toda España. Murió en el año1091 defendiendo a la ciudad de
un ataque de los almorávides. Tenía más de ochenta años. Fue la mujer más
célebre de su época.
Concluimos
con aquellos versos que Walläda se hacía bordar en las orlas de sus vestidos,
en sus túnicas transparentes, y que al fin se hizo tatuar sobre su propia piel.
Sobre
el hombro derecho: “Nací, por dios, para la gloria y camino, orgullosa, mi
propio destino”. Sobre el hombro izquierdo: “Doy poder a mi amante si descansa
sobre mi mejilla, y mis besos otorgo a quien los merece”:
VISITA
Cuando
caiga la tarde espera mi visita,
pues veo
que la noche es quien mejor encubre los secretos;
siento
un amor por ti que si los astros lo sintiesen
no
brillaría el sol,
ni la
luna saldría, y las estrellas
no
emprenderían su viaje nocturno.
------------------
Ibn
Zaydûn, a pesar de sus virtudes,
maldice
de mí injustamente, y no tengo culpa alguna;
me mira
de reojo, cuando me acerco a él,
como si
fuera a castrar a su Alí.
ENAMORADO DE JÚPITER
Si
hubieses hecho justicia
al amor
que hay entre nosotros
no
hubieses amado ni preferido a mi esclava,
ni
hubieses abandonado la belleza de la rama
cargada de
frutos,
ni te
hubieses inclinado hacia la rama estéril.
Siendo
así que tú sabes que yo soy
la Luna
llena en el cielo,
sin
embargo, te has enamorado,
por mi
desgracia, de Júpiter.
LA SEPARACIÓN
¿Acaso
hay para nosotros,
después
de esta separación, una salida;
puede
quejarse cada uno de nosotros
de lo
que ha sufrido?
Pernoctaba
yo en los tiempos de nuestras visitas mutuas
Durante
el invierno
Sobre
las ascuas crepitantes por la pasión.
¿Cómo,
pues estando en la situación de este abandono
ha apresurado el destino lo que yo temía?
Giran
las noches y no veo el fin
de
nuestro distanciamiento,
ni la
paciencia me libra
de la
esclavitud de mi anhelo.
Riegue
Dios la tierra donde estés
Con toda
clase de lluvias copiosas.
BIBLIOGRAFÍA
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