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Mostrando entradas de junio, 2015
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SEQUEMOS LAS ESPALDAS.  Por Ahmed Mgara / del libro "Réquiem en Tetuán"  / Estrechando 2014. Al alma de cuantos perdieron la vida intentando cruzar de una orilla hacia la de enfrente durante trece siglos. Al alma fresca de los «espaldas mojadas » del Estrecho. Soltad al mar las amarras y dejad en las olas sus negruras. Decídles a quienes me esperan que no han de esperar, que en la mar las olas mandan en quién desea regresar. A lomo de nubes el sol se aleja, mi « PATERA» ataúdes ensancha. denle a mi novia esta alianza y el juramento que le di al esposarla, que, tantas olas y tanto rugir en la mar, no me gustan nada. Dejad que los remos abran caminos sobre la espumosa ira del Estrecho, que nos alejen de las  rocas y arenas de Africa y de los acechos. Decidle a mi madre, si no vuelvo, que bendiga, de mi ataúd, cada clavo. Y, si llego, la enviaré a la Meca para que rece por mi destino.
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MUJERES Y POETISAS DE AL-ANDALUS.                                             Por ANA HERRERA. II parte. Elegía de Boabdil a la pérdida de la Alambra (1492)                                    Último suspiro de la Lírica arábigo andalusí                                    Alambra amorosa, lloran tus castillos                                    o Muley Vuabdeli, que se ven perdidos.                                    Dad mi cavallo, y mi blanca adarga                                    para pelear y ganar la Alambra;                                    dadme mi cavallo y mi adarga azul                                    para pelea, y librar mis hijos.                                    Guadix tiene mis hijos, Gibraltar mi mujer.                                    Señora Malfata, hecisteme perder.                                    En Guadix mis hijos, y yo en Gibraltar;                                     señora Malfata, hecisteme errar.  Historia d
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A Cristina y al verso de su poesía … después de su muerte Creció la ausencia de tu poesía en el regazo del sentimiento dejando vagar el rumor de tu memoria sobre el llanto del rocío. Renegó la madrugada de tu mortaja cruzando su destino con una yaga oxidada. Irreverente, el sol, te nombró con algarabía desmesurada, llenando la oquedad de tu no presencia con nardos de luz y esperanza. Suenan tristes alegorías que emanan del susurro gris de las rosadas palabras de tus versos. Toda tu ausencia vive en nuestro abismal vivir, catando del dulce amargor que la vida sembró en el reposo de tu vivir. Insertarán las cumbres tu ausencia en las nubes y repartirán sus quejidos por las tenebrosas urbes de la utopía. Nadarán las olas en la mar de tus rimas, con el frío burbujear de sus estrellas. Alada, tu poesía pervivirá, y llevará tu muerte a hombros hasta el paraninfo del vergel.                                                       Ahmed Mgara                         Tet
MUJERES Y POETISAS DE AL-ANDALUS                                                                                    Por: Ana Herrera. 1.         EL MARCO HISTÓRICO        Al comienzo del siglo VIII, el reino godo de Hispania se encontraba en una grave crisis en la que, a un periodo continuado de sequía y malas cosechas con su secuelas de hambre y miseria para la población, se sumaba una crisis política en forma de guerra civil entre el rey elegido por la nobleza, Roderico(Rodrigo ), y los partidarios de Agila , hijo del difunto rey Witiza . Aunque se impuso Rodrigo , los partidarios de Agila no aceptaron su derrota y resolvieron pedir ayuda al nuevo poder que acababa de hacer su aparición al otro lado del Estrecho: los árabes. Así, después de una primera expedición de reconocimiento, Tariq ibn Ziyad, gobernador de Tánger, a las órdenes de Musa ibn Nusayr, gobernador árabe de Túnez, desembarcó en abril del 711 con un reducido ejército de árabes y bereberes y, con la ayuda
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GORGUEZ ALPUJARREÑO.                                                  Por: Ahmed Mgara. Tus pinos verdes son mi bandera. Verdiblanca es mi cordillera. La luna te cubre con su dolor. El cielo da su iris por color, Gorguez, escala verde del honor. Tus fuentes lloran plata fiera. Tus pinos verdes son mi bandera. Verdiblanca es mi cordillera. Una copla me robas del alma, el sol, desde tu balcón me llama. Arde mi Granada en tu llama. Seré el espejo que te quiera. Tus pinos verdes son mi bandera Verdiblanca es mi cordillera.
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      RÍO MARTÍN                 Por Ahmed Mgara En su arena perdí mi inocencia, su sal adoré, a cierta ciencia. A Buyahaj, Jomagui y Hama recuerdo con fervor en el alma; También a mi bisabuela Fama. Meki Megara y Meki Murcia. En su arena perdí mi inocencia, su sal adoré, a cierta ciencia. Recuerdos, en un mapa dispersos, áuricos amores veraniegos… y en la Farola; con los amigos. Suenan campanas en la Iglesia. En su arena perdí mi inocencia, su sal adoré, a cierta ciencia
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Mohamed Choukri,  entre Tetuán y Tánger.                                                                                    Por: Ahmed Mgara. De los recuerdos más tiernos de mi infancia con mi difunto padre aún revuelan en mi memoria los cantos que me hacía llegar sobre la ciudad de Tánger, ciudad donde estuvo alejado de la zona española por un destierro forzoso como consecuencia de un nacionalismo muy en auge por aquellas épocas. Entrado en años comencé a catalogar las “fábulas” de mi padre sobre Tánger como exageraciones de la edad hasta que un día empecé a comprender que mi padre era un hombre leal y fiel a esa tierra mítica y encantada que, a través de sus hijos y de su hidalguía, le ofreció todo cuanto podía necesitar. . . y más. Empecé a entender que, si mi padre estaba siempre en “La Ibérica” o en “Escañuela” era porque necesitaba airearse con el tacto con todo lo que era “su Tánger”, la ciudad a la que amó en silencio atroz y, cuando hablaba de sus aprecios hacia ella
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UNA ESTÚPIDA  ALEGRÍA   El dolor se aloja terriblemente  en mi cuerpo Una sábana consumida nada en mi sudor La pena se pasea regiamente por mi corazón Mi café ya no tiene color Solo un agobiante sabor Mi cigarrillo sufre de tristeza Entre mis labios que desfallecen Mis palabras en el olvido de tus contornos se difuminan Mi pensamiento bastante agriado se esconde En el fondo de una febrildad horrible Mi perro tristemente me tiende la mano En sus ojos brota la ternura Bello acto de solidaridad animal Todo se oculta en mi espacio confuso Incluso mis dedos tiemblan de aversión Todo se derrumba en mi vientre escarpado El hastío canta su gloria cruel El asco danza en mi alma su jarana El tiempo se desvirtúa mi capricho Por las noches sin fin transitan las tinieblas Las gotas de un frío amargo cubren Mi vacío silenciosamente alborotado Un golpe de lluvia gris se cala En el corazón de mi corazón aturdido Las vaguedades de todos los colores
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MORISCOS.                 Por: Ahmed Mgara A lomo de olas de incienso mi barco navega, silencioso. Afiladas las tristes miradas, perdidas las rimas heredadas, navegan a tierras no halladas. Sin norte llano, sin sur rocoso. A lomo de olas de incienso mi barco navega, silencioso. Llevan heridas sobre los hombros, ideas vagas, llenas de escombros. Casi mueren unos por los otros Y la muerte se, hizo presente. A lomo de olas de incienso mi barco navega, silencioso.
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PLAZA  ALTA         A Patricio González García.                            Ahmed Mgara  Decidle a la luz que aflore, que en la  Plaza Alta nos honore. Campanadas al aire repican, las gentes con donaire descansan y las golondrinas en paz vuelan. Pórtico del cielo, de mar ocre. Decidle a la luz que aflore, que en la  Plaza Alta nos honore. La cal blanca ciega mi mirada, y la torre luce, engalanada, su campanario y campanada. La Bahía del Estrecho hiere. Decidle a la luz que aflore, que en la  Plaza Alta nos honore.