Hispanismo marroquí, algo por descifrar.
Por Ahmed Mgara
Los orígenes de la
literatura marroquí en español están aún por descifrar, casi tanto como su
futuro. Hay mucha confusión al respecto, datos erróneos que se difundieron
entre los investigadores y críticos por tener unas bases de referencias no
siempre fiables.
En éste estudio
pretendo realzar el zénit alcanzado por la literatura marroquí en español y
adentrarme, con críticas objetivas, en el momento actual y en los retrocesos
que estamos sufriendo a nivel de ediciones de escritores marroquíes en español
dentro de Marruecos. Algo muy alarmante, en ausencia de editoriales y de las
limitaciones o ausencia total de subvenciones, siempre en busca de soluciones
en previsión de lo que se nos avecina.
1-El hispanismo Marroqui… en busca de una
identidad.
Da la coincidencia de que, cada vez que asisto a algún encuentro o
reunión de hispanistas marroquíes o que trate del tema del hispanismo marroquí,
se deja saltar sobre el tapete una crucial pregunta a la que nunca se consigue
encontrar una respuesta convincente o, al menos, con cierto acierto definitorio
de la terminología.
Nos preguntamos siempre lo mismo
¿qué es el hispanismo marroquí y quiénes son los verdaderos hispanistas
marroquíes?
A todos nos resulta fácil responde o
dar nuestro criterio personal y particular que no deja de ser, nunca, un punto
más de distinción entre los reunidos que no tardan en expresar sus divergencias
respecto a todo lo que se dice por parte de uno u otro. Lo que me resulta muy
lógico si se tiene en cuenta que todas las tesituras son aceptables o
rechazables según la convicción de cada uno.
Personalmente puedo catalogar al
hispanismo marroquí con una frase muy escueta: “Es toda la creatividad de un
marroquí en lengua española”.
Y catalogo como hispanistas a los
escritores marroquíes, sin importar el tema o el género, que escriben en
español o que traducen al español.
Convencido de mi definición, procuro
no caer en el error de aferrarme a ella y me dejo abrir al diálogo y a la
crítica de mis contertulios de turno que, a su vez, poseen sus propias
definiciones y poseen el mismo derecho a la réplica que el que yo me otorgo.
En ésta ocasión, me desharé de mi
tesis y haré un repaso exhaustivo de afirmaciones de estudiosos marroquíes y
españoles sobre el hispanismo y los hispanistas marroquíes esperando abarcar
todas las ideas.
Para ello habrá que preguntarse:
¿Es hispanismo todo lo que traduce
de cualquier idioma al español?
¿Es hispanismo el hecho de traducir
a cualquier idioma alguna producción o creación originalmente escrita en
español?
¿Se puede aceptar como hispanismo lo
que se escribe sobre temáticas españolas e hispanas en un idioma que no sea el
español, bibliográficamente o en prensa, sin entender el autor el idioma
cervantino?
¿Es catalogable como hispanismo
escribir o publicar algún libro en español?
Y la prensa marroquí en español ¿Se
puede interpretar como integrante del
hispanismo?
¿Es aceptable el escribir en
catalán, gallego u otros idiomas regionales de España como hispanismo?
Y el hispanista marroquí ¿Quién es?
:
¿El periodista en español?
¿El periodista que se ocupa de la
temática española aún sin entender ni leer el español?
¿El escritor de libros en español?
¿El profesor del idioma hispano?
¿El emigrante y ciudadano que han
convivido con la cultura española y la tienen en alta estima?
¿El lector de la producción en
español?
Evidentemente, a todos los que nos
interesamos por el hispanismo nos da un poco de mofa el ver catalogado como
hispanista a algún señor en alguna de esas antologías, poco antológicas, que se
imponen a personas que, al menos desde el punto de vista del lector de turno,
no poseen ninguna conexión con lo que catalogamos como hispanismo o hispanista.
Sin duda, los intereses creados
predominan en las decisiones y en esas catalogaciones, al tirarlas al aire sin
meditación.
Muchos de los que nos consideramos
hispanistas acabamos ante la duda de si realmente lo somos cuando instituciones
culturales españolas afincadas en nuestro país difunden los nombres de gentes
que nunca pueden ser –dentro de lo razonable- aceptados como hispanistas, lo
que se toma como broma de irresponsables o chapuza intelectual para tapar agujeros
e incompetencias. Esta afirmación la puedo justificar por recibir, esos
hispanistas de “nominación” escritos en francés para que se enteren de lo que
se les quiere hacer llegar.
Uno de esos irresponsables
responsables calificó, cierta vez, a un pintor como hispanista marroquí cuando
este buen artista carece de toda la textura cultural e intelectual para ser
hispanista, dentro de las posibles definiciones antes mencionadas.
Nunca se llegó a comprender lo que
es el hispanismo según ese señor, pero dista de esa manifestación intelectual
que posee unos fines socio- culturales muy decentes pese a las divergencias
entre los propios hispanistas por esas catalogaciones como bien patente dejé al
principio de este tratado.
Una anécdota que me sucedió fue al ver
el nombre de un poeta marroquí entre los hispanistas marroquíes. Un día le
pregunté a un íntimo amigo común si su compañero hablaba el español o lo
entendía. Me respondió que no pero, que había estado de vacaciones un par de
veces en España.
Las mismas Instituciones del país
vecino se desentienden de lo que es, o pueda ser, el hispanismo marroquí según
se desprende de la experiencia de muchos interesados por el hispanismo en
nuestro país.
Como otras experiencias propias
puedo mencionar una carta escrita en francés, que recibí hace más de dos
lustros por parte de una agregación cultural de la Embajada de España en Rabat
invitándome para dar una conferencia, en español, lógicamente. Algo que no
puedo entender ni descifrar.
O lo que me sucedió cuando fui invitado
a participar en un encuentro de poetas hispanos y marroquíes. A parte de los
españoles, que leyeron sus poemas en español, fui el único marroquí, entre los
doce marroquíes, que leyó su aportación en español mientras que los otros lo
hicieron, diez en árabe y uno en francés. Mi defecto en ese acto fue no
pertenecer a los colores políticos de mis compañeros marroquíes. Sentí toda la
vergüenza posible por lo descarado –por politizado- que fue el acto.
Al final de ese desbarajuste tuve la
osadía de parafrear a aquél que dijo: “Si lo sé… no vengo”. Y salí del lugar
con un enfado que aún me dura al saber que el tinte político era la razón o
causa de ese tejemaneje nada decoroso.
2. EL HISPANISMO, ETERNA INTERROGANTE.
El hispanismo marroquí está siendo tema
constante de debates álgidos a todos los niveles cuando esa tendencia literaria
y sociológica está cayendo en desusos y perdiendo, alarmantemente, adeptos por
la falta de interés y por el anunciado retroceso en el nivel de la enseñanza.
Desgraciadamente, la producción literaria marroquí en español está siendo, cada
vez menor… casi inexistente en lo que es bibliografía marroquí en español. En
2016, solamente se editaron en Marruecos 19 títulos, de los cuales firmé dos.
Más alarmante, imposible.
Según algunas estadísticas, el
idioma español está progresando en lo que respecta al número de alumnos que anualmente
se matriculan en esas pseudo academias de “español” que se dispersan por
diferentes puntos geográficos de nuestro país. Es más, pese a los prohibitivos
precios de coste de esas matriculaciones, hay una avalancha moderada que se
inscribe en esos cursos acelerados para aprender el castellano en escasas
semanas aunque ello no sirva más que para acordarse de los familiares de unos y
los de los otros también, tras la conclusión de esos cursos y descubrir, los
alumnos, que no han aprendido más que dos palabrejas en el idioma cervántico y
que poseen un diploma que tan solo justifica la matriculación en un cursillo
con la firma del gerente de turno bien visible y con signos medievales llenos
de simbolismos que impresionan al principio de visualizar esos diplomas que,
aún con esa firma, siguen sin decir nada concreto o de interés.
Antes, cuando el hispanismo marroquí
era una manifestación intelectualmente seria y decente, se palpaba como algo
digno y de peso. Los hispanistas de entonces eran nombres que rompían moldes y
creaban nuevos conceptos como obreros de un idioma a nivel de publicaciones –
pese a no haber sido prolífera la producción marroquí en el idioma español-,
puede decirse que los hispanistas marroquíes de hace algunas décadas aún siguen
en el recuerdo con unos nombres imborrables de cualquier congreso, coloquio o
conferencia relativos al hispanismo marroquí en existencia de nombre nuevos que
llenan vaga y transitoriamente la superficie cultural de nuestro hispanismo de
manera pasajera y sin trascendencia; una literatura sin carisma y falta de
profundidad, sin perspectivas de constituir evento “de interés” dentro del
global de la producción literaria marroquí hasta tal punto que, la gran parte
de las veces, esas producciones o creaciones pasan desapercibidas y sin llegar
a alcanzar el interés de quienes realmente se tendrían que interesar por ese
género literario tan arraigado desde décadas atrás y tan carente de interés
para quienes cobran para interesarse (entre otras misiones) de esa expresión en
español.
Probablemente se tendrían que buscar
las causas de ese retroceso en cuestiones sociopolíticas más que en otras de
índole económico o académico, si bien resulta aceptable el hecho de que el
idioma castellano comenzó a perder practicantes a nivel de ejercicio después de
la implantación del francés como idioma sustitutivo del español en los centros
de estudios del norte del país.
Dejaron de fabricarse hispanistas con esas medidas de reunificación académica aunque se perdió la posibilidad de seguir fomentando el idioma cervantino como medio de expresión literaria, ya sea en prensa como en bibliografía y, tras una hecatombe de décadas de embriaguez, se comenzó a fraguar una nueva generación disconforme y sin tendencias unificadas, cada uno por su senda y a su manera, sin ajustarse a normas concretas ni basarse sobre perspectivas determinadas. . . Todo ello dio lugar a un hispanismo en Marruecos carente de mordiente y sin connotaciones de calidades capaces de hacer llamar la atención de quienes pudieran interesarse por ese medio de expresión, huérfano y desolado, pero, en el fondo, estaba lleno de intencionalidades y de aspiraciones por parte de los escritores y autores. Los autodidactas forjaron su propio auge dentro del entramado literario marroquí en español. Una literatura mediocre reemplazó el vacío que dejaron los hispanistas de renombre que dejaron de publicar.
Algunos responsables o tutores de la
cultura hispana en Marruecos, en un perfecto desbarajuste y desacierto,
comenzaron a adjudicar “títulos” de hispanistas a escritores marroquíes que
nunca habían tenido relación alguna con lo que era el auténtico hispanismo y
que, por el mero hecho de ser escritores o poetas en árabe y haber tratado el
tema del Ándalus ya se consideraban hispanistas. . . me refiero a los años
ochenta del siglo pasado en que se empezó a sacar hispanistas de la chistera
porque casi no quedaban en nuestro país. Peor aún fue la catalogación de los
Institutos Cervantes en Marruecos cuando intentaban justificar su trabajo “en
pro de la difusión del español en Marruecos” con listas imaginarias, llenas de
nombres pero huecas de hispanistas.
La aparición del suplemento Opinión
Semanal y después el de La Mañana, con posterioridad, dieron tirones de oreja a
muchos, e hicieron aflorar una nueva y emocionante generación, la de
“hispanistas en ciernes”, y que no tardó en apagarse tras pocos años. Pocos son
los que se mantuvieron a flote, tras desaparecer esa generación de “novicios
del hispanismo”, la mayoría de ellos estudiantes o nostálgicos de lo hispano.
Probablemente parezcan estas líneas
anteriores como reivindicatorias o de protesta, lo que no se asemejaría a la
realidad de mis sentires. Simplemente quiero dejar claras unas convicciones que
están allí, patentes y sin ocultaciones.
El momento del hispanismo marroquí
es alarmante en su calidad y en su cantidad, y seguir mintiendo con
estadísticas perfiladas, casi por encargo, y con disertaciones en coloquios y
encuentros de hispanistas con aportaciones previamente corregidas o que se
repitan de un “encuentro” a otro sin variar siquiera los puntos o las comas es
una vergüenza para quienes apoyan esos ejercicios faltos de seriedad y de decencia,
al menos es lo que yo pienso, sin más ánimos o móviles que los de anunciar ese
retroceso que muchos pretenden callar.
3. HISPANISMO
MARROQUÍ, VOLVER A LA GENESIS.
Con una experiencia de cuarenta y
nueve años publicando en periódicos y revistas (cuarenta y tres de ellos
haciéndolo en español) me encuentro absorto por la recapitulación y por la
síntesis de todos esos años vividos o desvividos por las márgenes de ésta
“potencia sin poder”, llamada “prensa”.
Lógicamente, la evolución de la
prensa en castellano ha ido alzándose y sumergiéndose en distintas etapas según
una serie de condicionantes que la dieron un resurgir u otro desliz dependiendo
de las publicaciones y de las intenciones o errores de sus encargados.
Me refiero a la prensa expresada en
español elaborada por los marroquíes en las publicaciones nacionales.
Ningún momento fue tan alarmante
para el hispanismo como el actual. Se han ausentado los hispanistas en ciernes
y con perspectivas de futuro. Casi se puede decir que no poseemos hispanistas
para el futuro inmediato en ausencia de
jóvenes escritores y escritoras en el idioma de Cela y de Celaya en nuestro
país. . . y no me refiero a quienes publican con nombres ya confirmados y de relevante presencia, sino a jóvenes
desconocidos que aún no han publicado sus ensayos o sus poesías, me refiero a
los sustitutos de quienes empiezan a cansarse y han dejado de mover sus plumas
en español.
Ya no hay medios suficientes para
agitar los alicientes de escribir para publicar.
Particularmente me siento en deuda
con el hispanismo marroquí aunque nadie me haya dirigido hacia esa elección;
soy de los que se expresan en un español propio de unas consecuencias
socio-culturales y me gustaría ver muchas publicaciones en español circulando
en los medios culturales aunque las tiradas no superen los ejemplares
deseables.
No nos basta lo poquísimo que se
publica actualmente en Marruecos en español, insuficiente e intrascendente. Los
legados y nuestra realidad cultural exigen que se editen más columnas escritas
por marroquíes en un castellano que, probablemente no sea del todo ortodoxo,
pero que daría lugar al nacimiento de una nueva generación de hispanistas que
recogería el testigo de los pocos marroquíes que aún caracoleamos intentando escribir
y publicar en español.
Los acontecimientos nos alarman a
quienes nos interesamos por ese medio de expresión y de identificación
intelectual. Publicar en la prensa ha sido, siempre, un trampolín para los
futuros escritores.
El hispanismo marroquí es el punto
de encuentro y el medio de reflexión que coexiste en paralelo con la
problemática del desenfreno y el acierto del entendimiento entre nuestros dos
países; hablar en español o escribir sobre temas comunes ayuda a solventar
muchos problemas puesto que lo afectivo puede conseguir mucho más que un
diálogo sin mordientes o con signos previos de no entenderse. Es algo similar a
leer una carta. . . de ella se pueden deducir verdaderos sentimientos o
afectividades sinceras.
Por todo ello y por iniciativa particular
y en apoyo de varios amigos, surgió hace unos años la idea de crear una
publicación en español y en árabe basada en la publicación de temas comunes de
los cuatro polos del hispanismo literario: España y Marruecos representarían el
norte y el sur de la publicación mientras que las creaciones de los escritores
y poetas de Oriente Medio y de América Latina supondrían el este y el oeste de
ese embrión literario hispanista que pretendía emerger desde Tetuán con el
hispanismo como medio de diálogo cultural entre nuestros intelectuales.
Estuvimos en contactos constantes con amigos de distintas ciudades y distintas
tendencias literarias que podían dar un impulso a esa publicación que podía
nacer como una separata de alguna publicación para transformarla en suplemento
si alcanzaba el beneplácito de los lectores e interesados por el hispanismo
marroquí y el arabismo español.
El primer paso se dio por medio del
suplemento que aparecía en el periódico quincenal con aparición en Tetuán,
llamado “Tamuda”.
Algunos dirán que la idea estaba
inspirada en la revista “Al Motamid” y yo les diría que sí aunque con otras
perspectivas. Con diferentes tendencias literarias, versiones renovadoras y -en
especial- con intenciones de ayudar a los jóvenes interesados en la cultura
arábigo española.
La traducción de los ensayos y de
los poemas iba a ser un aliciente para muchos noveles e incluso para los ya
consagrados que entrarían en una experiencia nueva y novedosa. Todo ello se
pretendía hacer lejos del amiguismo y de alguna posible afiliación insana para
la cultura.
Aliarse con la cultura sin fines, ni
lucrativos ni personales, era el lema esencial de la proyectada publicación y
que se transformó, ante la imposibilidad de conseguirla en su totalidad
proyectada, en los cinco Encuentros Hispano Marroquíes de Poesía, ya celebrados
en la ciudad de Tetuán con la edición de una antología con motivo de
cada uno de tales Encuentros.
En éste contexto. Nada nuevo para mi persona, puedo
decir que, siendo joven, comencé a escribir, aunque malamente, en Castellano.
Poemas, ensayos, cartas y pensamientos volátiles fueron mis primeros intentos
en la época estudiantil. Siempre creí en mi diversidad cultural y, gracias a
ella, aún siento el deleite de mi pertenencia y de mi vocación andalusí y
mediterránea.
Por ello, pienso que mis aportaciones al
acercamiento multicultural entre España y Marruecos pueden poseer varias vías
dentro de su humildad. Una de ellas, por supuesto, es escribir y publicar en
español y poder tender ese puente de amor y de buenos augurios para mis dos
tierras, la de mis antepasados y la que me acoge como hijo y descendiente de
emigrantes andalusíes que fueron “espaldas mojadas” también, aunque cruzando el
Estrecho de norte a sur.
Puede decirse que llevamos de emigrantes algo más de
cinco siglos y que yo soy, entre mis ascendientes, un hispanista y escritor que
vive, avivada, la llamada de la tierra. Soy hispanista sin haber estudiado la
Lengua Española, no conozco los análisis ni la sintaxis. Un artesano, en
definitiva, del idioma español, legado por el tiempo aunque en versión
puramente tetuaní.
4- CONTROVERSIAS.
Y, teniendo en cuenta todo lo antes mencionado, se
nos plantea un problema crucial a la hora de elaborar una monografía digna y de
peso sobre el hispanismo.
Al menos, me refiero a mi experiencia como
hispanista que indaga en los orígenes y momentos más lúcidos-que lo son todos-
de nuestro hispanismo.
Mis amigos
y compañeros Mohamed Chakor y Sergio Macías publicaron hace unos años en Madrid
un interesantísimo trabajo antológico sobre los hispanistas marroquíes de más
presencia en diferentes etapas.
Mohamed Bouissef Rekkab, a su vez, publicó una valiosísima
antología sobre la generación de hispanistas de los años noventa.
Mohamed Salhi, de la Universidad de Rabat, publicó
un repertorio sobre los hispanistas marroquíes en el que se procuró agrupar
diferentes fuentes de información sobre nuestro hispanismo.
Paloma
Fernández Gomá reunió a españoles e hispanistas marroquíes que tratamos el tema
del Estrecho de Gibraltar en su “Arribar a la Bahía”.
Y Abdellatif Limami, José Sarria, Aziz Tazi, Manuel
Gahete y servidor, publicamos una antología sobre el hispanismo marroquí,
enmarcado dentro de lo magrebí.
En las mencionadas antologías se cita una serie de
hispanistas ilustres que han plasmado sus señas de identidad cultural con
nítidas y sanas maneras, pero, hay que admitirlo, no todos los catalogados en
esas antologías son hispanistas si nos atenemos a una lógica idiomática.
No se puede catalogar a un poeta o escritor
hispanista por el mero hecho de haber mencionado o cantado algo de Lorca o
Cervantes, por ejemplo, y sin tener unos inicios, al menos básicos, en el
idioma español.
Y ese es uno de los problemas que más me acucian a
la hora de concluir un trabajo monográfico sobre el hispanismo marroquí.
Me atengo a las referencias de mis maestros y antecesores sin poder plasmar mi sello particular a la hora de escoger entre los hispanistas de otros y mis hispanistas. Temo al error conceptual y equivocarme con potencialidades, quizás olvidadas o desconocidas por mí.
Aún mereciendo más tiempo para dedicárselo a algunos
de esos hispanistas olvidados, aprovecho para recordar nombres que, realmente,
no necesitan ser mencionados para que sean recordados debido a su larga y
efectiva trayectoria. Abdelkader Ouariachi, Mohamed Mamoun Taha, Fadel Lachhab,
Leila Belghali, Driss Diouri, Nadia Bouazza, Jalil Tribak, Moufid Atimou,
Mohamed Bouyessef Rekab, Abdellah Djbilou, Mohamed Sibari,Mohamed Lahchiri...
Nombres que están allí, con identidades propias dentro de la publicación
marroquí en Español tanto en prensa como a través de la bibliografía.
Unos pasaron a mejor vida, pero los demás siguen en
el recuerdo y con poca o sin producción literaria.
Llegados a éste punto nos hemos de preguntar por las
causas reales, con toda objetividad, de la no proliferación de edición de
libros en español en nuestro país pese a la fecundidad de la producción en las
distintas facetas expresionales y literarias.
# La ausencia de lectores, problema general con el
que se halla el libro no sólo en nuestro país, es una de las problemáticas más
acuciantes.
# La falta de editoras que quieran sacrificarse o
arriesgarse al editar un libro en español es otra de las causas, si bien, se
entiende que una iniciativa de una editorial debe ser puramente comercial y que
el libro marroquí en español necesita moverse en un mercado muy restringido
dentro de cada ciudad marroquí. Esto, tras el estudio previo del mercado y de
sus complicaciones, no compensaría los trabajos de la editora de ningún modo, y
se acaba renunciando a esa publicación por falta de perspectiva comercial.
Realmente, pienso que el problema está en la difusión o reparto del libro
español y a la ausencia de librerías especializadas.
Hay que decir al respecto que la mayoría de los
libros de los hispanistas marroquíes escritos en español fueron costeados por
instituciones académicas o por los propios autores. Mientras que las
traducciones de obras originalmente en Español y traducidas al árabe encuentran
más interés por las editoras por saber que un libro en árabe posee más salida
una vez en las librerías, aparte de que las instituciones españolas promueven
“su cultura” subvencionando libros de traducciones de obras clásicas españolas
y no los libros escritos directamente por un marroquí como autor.
# Otro problema muy singular que frustra al escritor
marroquí es la ausencia de su libro de los escaparates de las librerías y, por
tanto, los posibles interesados no llegan a saber que hay un libro en español
en esa librería. Como experiencia personal diré que llegué a varias librerías
de Tetuán- que tenían depositados mis libros- preguntando por alguno de esos
libros a empleados de esos establecimientos y me dijeron que no tenían ningún
libro en español a la venta... y que, si lo quería encontrar, que me fuera a
Ceuta porque allí venden libros en Español.
# También se debe mencionar la falta de apoyo de las
instituciones marroquíes y españolas acreditadas en Marruecos en la mayoría de
las veces, para no decir en todas las circunstancias.
La administración marroquí pasa del tema del libro
marroquí editado en Español, y el Instituto Cervantes, al menos el de Tetuán,
no sólo no apoya, sino que pide que se le regalen los libros escritos por
marroquíes para tenerlos en su biblioteca, al menos ésta fue mi experiencia con
el Cervantes con mis libros. Hechos curiosos si tenemos en cuenta los precios
de esos libros.
5- MOMENTO ACTUAL DEL HISPANISMO.
Cuando se dice
que el estado del hispanismo marroquí está mal en su perspectiva de futuro no
se alude a un falso alarmismo. Con ello nos atenemos a las estadísticas y a las
realidades que nos acucian.
Menos de cien
marroquíes han publicado en español en Marruecos, al menos un libro, en los
últimos cincuenta años según una catalogación siempre disponible para ser
ampliada, siendo el momento actual el más alarmante de los pasados si tenemos
en consideración que el Castellano se estudia ahora más que antes (lógicamente,
me refiero a la cantidad y no a la calidad de la enseñanza).
Hay más
departamentos de Literatura Hispánicas en nuestras universidades, el idioma
consta como tercera legua extranjera tras el árabe y el francés en los
institutos, aunque amenazado por el inglés, cada vez más…
Las tecnologías
de impresión han avanzado en Marruecos de una manera fulgurante, pero la
impresión de publicaciones ha ido en sentido opuesto tanto en cantidad como en
erratas y calidad de impresión.
Hallar un libro
impreso en español en Marruecos lo suficientemente decente, en lo que respecta
la impresión, es todo un poema.
Si bien, mucha
gente aprovecha esta circunstancia para intentar cubrir sus mediocridades.
Lógicamente, quienes publican trabajando - casi caseramente- sus libros no se
pueden incluir en ese círculo de deficiencias.
Y, pese a los
adelantos informáticos, nos hallamos conque-para imprimir un libro o un impreso
cualquiera en español- se le tiene que presentar a la imprenta el proyecto como
trabajo completamente terminado en lo que respecta su pase al ordenador, la
corrección, la puesta de páginas… y esperar a que Dios ponga el resto cuando
salga “la obra”.
Todos
coincidimos en que la impresión, generalmente, es muy deficiente y de poca
monta.
En otro
contexto no nos podemos olvidar que el hispanista marroquí vende pocos libros
si los deja expuestos en los escaparates de las librerías, esto si los dueños
de esos establecimientos los quieran exhibir en sus estanterías.
Hay que tener
un mercado predeterminado para embarcar en la aventura de publicar en español.
Por otro lado,
las instituciones españolas afincadas en Marruecos, al menos en el norte del
país, prefieren no interesarse por los escritores marroquíes en el idioma que
ellos deberían estar promocionando entre nosotros.
¿Qué nos van a
decir esos moros en español a los españoles? Se repiten entre ellos como si el
castellano fuese patrimonio exclusivo de sus conocimientos.
Muchos de esos
funcionarios, que cobran una millonada del Estado español para difundir la
cultura española en Marruecos se olvidan que en nuestro país hay marroquíes de
origen español o andalusí que pueden considerarse tan españoles o más que
muchos de nuestros actuales vecinos del norte, sin que esta frase se interprete
como reivindicativa.
Para tales
males se confía constantemente en que el
gobierno español recapacite sobre la situación de algunos de sus
funcionarios que están en Marruecos en contra de su voluntad o solamente por
revulsivos económicos y que “los cambios” sean fructíferos, lejos de los
amiguismos y de los destierros administrativos como correctivos (que resultan
ser agradecibles en algunos casos por esos funcionarios).
Las
instituciones culturales españolas deben cambiar un poco de estética exterior
en lo que a la divulgación del hispanismo marroquí me puedo referir.
Deben volverse
a abrir a los intelectuales marroquíes y que vuelvan a gozar de un respeto
ejemplar por parte de la sociedad intelectual.
Desde mi humilde
manera de pensar, un “Cervantes” en el extranjero no debe limitarse a una
biblioteca y a ser academia del idioma español, sino ser embajador – por medio
de su personal- del contexto de la cultura española en general, y de eso,
desgraciadamente, no tenemos mucho, al menos en el norte de Marruecos.
Como resulta
lógico, renuevo mi reconocimiento a la gran labor que intentan desempeñar
algunos de esos funcionarios de esas instituciones aunque no pueden, ellos y
ellas, cambiar el destino que se les echó encima.
Todo ello, si
tenemos en cuenta la ferocidad de la francofonía, esa horrible palabra que se
traga de golpe el futuro del hispanismo marroquí, nos daremos cuenta que
estamos ante un reto desenfrenado.
Y los mejores
aliados de lo francófono en Marruecos son precisamente los “Cervantes”, por la
mediocridad o nulidad de sus actividades promocionales que ponen en duda la
universalidad del español como lengua.
Hemos de
mantener a flote nuestro hispanismo por ser un exponente más de nuestra
identidad socio-cultural, pese a que seamos una minoría.
Pero, una
minoría de valía y de altivez suprema. El hispanismo es nuestra seña de
identidad expresiva y, hacer que prevalezca sobre cualquier otra tendencia,
será siempre reactivar nuestra esencia cultural y nuestro patrimonio heredado.
Un legado secular, en definitiva.
Hay que dejar
bien claro que los marroquíes hispanistas defenderemos la presencia del
Castellano o del español como medio de expresión en contra de muchos
interesados en que esto del hispanismo marroquí vaya a pique y en lucha
constante con el pasotismo de quienes no mueven ni un ápice para que esto
mejore un poco y levante cabeza.
Hay mucha
historia en común enterrada y floreciente, a la vez. Seguiremos en la brecha,
escribiendo en español muy a nuestra manera y sin que casi nadie nos preste una
mano para ejercer nuestra labor…
Quiero dejar muy claro que los hispanistas
marroquíes representamos una minoría muy minoritaria, valga la redundancia, si
tenemos en cuenta las estadísticas referentes a los escritores marroquíes y al
número de obras nacionales escritas en español.
Es, créanme, muy alarmante. El índice o porcentaje
que ocupamos es desmoralizador. Por ello, quisiera hacer un llamamiento a
quienes pudieran colaborar en el resurgir del hispanismo tanto en ésta zona
como en las otras regiones del país donde suele haber más medios para publicar,
más interés por las asociaciones de la sociedad civil que poseen cobertura
económica estatal y, sobre todo, más medios técnicos y más imprentas para editar.
Hemos de apiñarnos en pro y en defensa de nuestro
hispanismo como medio de expresión arraigado entre nosotros para contrarrestar
las rabiosas repulsas con las que se enfrenta el hispanismo por culpa de una
estúpida y calamitosa adoración a la francofonía por muchos afrancesados.
Unirnos y solidarizarnos a través de encuentros y
apoyos incondicionales cada vez que se publique un libro en español. Hagamos de
cada uno de esos eventos “un gran acontecimiento” pese a las diferencias que
puedan existir o surgir entre los unos y los protagonistas, sobre todo si
tenemos en cuenta que cada vez estamos haciendo más necesario un espacio en
español en los medios de comunicación, lo que no tenemos en los momentos
actuales.
Insisto en una determinante convicción: si el idioma español vive aún en Marruecos, es gracias al pundonor de los escritores marroquíes y, lo demás es pura demagoia política que nada tiene que ver con lo cultural.
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