Hispanismo Marroquí, la encrucijada. Por: Ahmed Mgara.

El Hispanismo Marroquí, realidades y perspectivas.

Por: Ahmed Mgara.
Capítulo IV.





Pretender analizar el hispanismo marroquí ha resultado ser, siempre, una delicada aventura en la que resulta fácil embarcar pero muy inquietante el mantenerse a flote durante mucho tiempo. Un maremágnum, en definitiva.
Muchos emprendieron el estudio... y acabaron abdicando y renunciando a la idea tras la consiguiente desmoralización.

Estudiar analíticamente el hispanismo marroquí es interesarse por la dispersión de datos, de libros y de escritores, sin posibilidad alguna de agrupar a todos los hispanistas de nuestro país dentro de algún concepto o catalogación fiables, puede decirse que la riqueza del hispanismo marroquí está en la diversidad y en las conflictivas diferencias, en ausencia de “escuelas o tendencias”.
Más difícil se hace la empresa cuando nos detenemos ante la definición de lo que es puramente “hispanismo marroquí”, ya que cada cual lo define según su punto de vista, coincidiendo muchas veces, con adjudicaciones de la calidad de hispanistas a gremios o círculos cerrados que no benefician en absoluto al hispanismo marroquí en general.
 Da la impresión, muchas veces, que se defiende el “ser hispanista” con innecesaria exageración de orgullo personal encubierto de protagonismos nada fiables.
En lo que concierne este punto, hay que destacar varias acepciones, aceptables por unos y menos por el resto, sobre el hispanismo marroquí:
La definición más extendida y reconocida es la que confirma como hispanistas a todos aquellos marroquíes que se expresan en español tanto en prensa, bibliográficamente o en su trabajo.
Otra determinación da presencia a los traductores de la literatura española hacia el Árabe o de este idioma al Español, con la debida extensión a la literatura hispanoamericana.
La tercera de las afirmaciones confirma como hispanistas a los marroquíes que se expresan en Portugués por aquello del Gallego como lengua española y del Galaico-portugués como lengua ibérica, por lo que se confunde lo meramente hispano con lo ibérico y abarcando, por tanto, a lo suramericano.
Pero, la más cruda y discutible de las catalogaciones es aquella politizada, a ambos lados del Estrecho, que pretende hacer de escritores, poetas o periodistas que nada poseen en relación con el idioma español, hispanistas de pro.
Errores que se ejercen con premeditación y alevosía intelectual en tejemanejes bipartitos con fines lucrativos y económicos más que para otra pretensión intelectual.
Estas manifestaciones del hispanismo marroquí son las que menos perduran puesto que han acabado sucumbiendo, todas y sin excepción, nada más acabarse las subvenciones o la desaparición de los puestos decisorios de los partidos políticos que subvencionaron a sus “leales”, tal vez como contrapartidas o aguinaldos por servicios prestados.
Determinaciones muy distantes en su contenido pero muy allegadas en su intencionalidad. Definiciones muy curiosas y bien argumentadas por sus detentores aunque muy discutidas por sus detractores, sean los unos o los otros.

Lo antes referido me hace recurrir, aunque no se precise mencionar nombres propios, a esos “cotos privados” que edifican en sus latifundios algunos hispanistas marroquíes al calificarse como prototipos o estereotipos del hispanista marroquí, muchas veces con reivindicaciones aletargadas por la nostalgia, o con la profesión como referencia de las afirmaciones. Quienes son de esta calaña se olvidan que el idioma español es patrimonio de la humanidad... y ha llegado a ser tan universal que ni siquiera en España se le pretende hacer una acotación o crearle fronteras. Allí están los aforismos que se han ido infiltrando al diccionario de la Real Academia Española de Lengua por medio de lo que los hispanistas de otros países fueron incrustando hasta llegar a ser, muchas palabras del aforismo, necesarias en el empleo de muchas frases y, por tanto, admitirlas como palabras del idioma español a nivel oficial.
Personalmente, dentro de una notoria imparcialidad, me atengo a los trances históricos de nuestras publicaciones en español a nivel de lo que puedan ser la prensa y la bibliografía marroquí en Castellano para acercarme a nuestro hispanismo, pero, sin perder el respeto a muchos de mis amigos “hispanistas” de diferentes puntos del país pese a no compartir con ellos los peculiares puntos de mira con que entienden nuestro hispanismo.
Recalco que, para mi humilde parecer, el hispanismo marroquí no debe ser patrimonio de ningún grupo o profesión, sino de todos los marroquíes que se dignen en escribir y publicar en español, creando o traduciendo, para fortalecer los lazos de unión de nuestro país con el contexto literario en español sin dejar de ser, la producción de los marroquíes en español “literatura marroquí en castellano”. Lo que debe ser, desde mi humilde punto de apreciación, el mejor punto de partida.

7-  CATALOGACIONES Y PROBLEMÁTICAS

Y, teniendo en cuenta todo lo antes mencionado, se nos plantea un problema crucial a la hora de elaborar una monografía digna y de peso sobre el hispanismo.
Al menos, me refiero a mi experiencia como hispanista que indaga en los orígenes y momentos más lúcidos-que lo son todos- de nuestro hispanismo.
    Mis amigos y compañeros Mohamed Chakor y Sergio Macías publicaron hace unos años en Madrid un interesantísimo trabajo antológico sobre los hispanistas marroquíes de más presencia en diferentes etapas.
Mohamed Bouissef Rekkab, a su vez, publicó una valiosísima antología sobre la generación de hispanistas de los años noventa.
Mohamed Salhi, de la Universidad de Rabat, publicó un repertorio sobre los hispanistas marroquíes en el que se procuró agrupar diferentes fuentes de información sobre nuestro hispanismo.
 Paloma Fernández Gomá reunió a españoles e hispanistas marroquíes que tratamos el tema del Estrecho de Gibraltar en su “Arribar a la Bahía”.

Y Abdellatif Limami, José Sarria, Aziz Tazi, Manuel Gahete y servidor, publicamos una antología sobre el hispanismo marroquí, enmarcado dentro de lo magrebí.
En las mencionadas antologías se cita una serie de hispanistas ilustres que han plasmado sus señas de identidad cultural con nítidas y sanas maneras, pero, hay que admitirlo, no todos los catalogados en esas antologías son hispanistas si nos atenemos a una lógica idiomática.
No se puede catalogar a un poeta o escritor hispanista por el mero hecho de haber mencionado o cantado algo de Lorca o Cervantes, por ejemplo, y sin tener unos inicios, al menos básicos, en el idioma español.
Y ese es uno de los problemas que más me acucian a la hora de concluir un trabajo monográfico sobre el hispanismo marroquí.
Me atengo a las referencias de mis maestros y antecesores sin poder plasmar mi sello particular a la hora de escoger entre los hispanistas de otros y mis hispanistas. Temo al error conceptual y equivocarme con potencialidades, quizás olvidadas o desconocidas por mí.
Aún mereciendo más tiempo para dedicárselo a algunos de esos hispanistas olvidados, aprovecho para recordar nombres que, realmente, no necesitan ser mencionados para que sean recordados debido a su larga y efectiva trayectoria. Abdelkader Ouariachi, Mohamed Mamoun Taha, Fadel Lachhab, Leila Belghali, Driss Diouri, Nadia Bouazza, Jalil Tribak, Moufid Atimou, Mohamed Bouyessef Rekab, Abdellah Djbilou, Mohamed Sibari, Mohamed Lahchiri... Nombres que están allí, con identidades propias dentro de la publicación marroquí en Español tanto en prensa como a través de la bibliografía.
Unos pasaron a mejor vida, pero los demás siguen en el recuerdo y con poca o sin producción literaria.
Llegados a éste punto nos hemos de preguntar por las causas reales, con toda objetividad, de la no proliferación de edición de libros en español en nuestro país pese a la fecundidad de la producción en las distintas facetas expresionales y literarias.
# La ausencia de lectores, problema general con el que se halla el libro no sólo en nuestro país, es una de las problemáticas más acuciantes.
# La falta de editoras que quieran sacrificarse o arriesgarse al editar un libro en español es otra de las causas, si bien, se entiende que una iniciativa de una editorial debe ser puramente comercial y que el libro marroquí en español necesita moverse en un mercado muy restringido dentro de cada ciudad marroquí. Esto, tras el estudio previo del mercado y de sus complicaciones, no compensaría los trabajos de la editora de ningún modo, y se acaba renunciando a esa publicación por falta de perspectiva comercial. Realmente, pienso que el problema está en la difusión o reparto del libro español y a la ausencia de librerías especializadas.
Hay que decir al respecto que la mayoría de los libros de los hispanistas marroquíes escritos en español fueron costeados por instituciones académicas o por los propios autores. Mientras que las traducciones de obras originalmente en Español y traducidas al árabe encuentran más interés por las editoras por saber que un libro en árabe posee más salida una vez en las librerías, aparte de que las instituciones españolas promueven “su cultura” subvencionando libros de traducciones de obras clásicas españolas y no los libros escritos directamente por un marroquí como autor.
# Otro problema muy singular que frustra al escritor marroquí es la ausencia de su libro de los escaparates de las librerías y, por tanto, los posibles interesados no llegan a saber que hay un libro en español en esa librería. Como experiencia personal diré que llegué a varias librerías de Tetuán- que tenían depositados mis libros- preguntando por alguno de esos libros a empleados de esos establecimientos y me dijeron que no tenían ningún libro en español a la venta... y que, si lo quería encontrar, que me fuera a Ceuta porque allí venden libros en Español.
# También se debe mencionar la falta de apoyo de las instituciones marroquíes y españolas acreditadas en Marruecos en la mayoría de las veces, para no decir en todas las circunstancias.
La administración marroquí pasa del tema del libro marroquí editado en Español, y el Instituto Cervantes, al menos el de Tetuán, no sólo no apoya, sino que pide que se le regalen los libros escritos por marroquíes para tenerlos en su biblioteca, al menos ésta fue mi experiencia con el Cervantes con mis libros. Hechos curiosos si tenemos en cuenta los precios de esos libros.
No voy a negar que en 1997 Cooperación Española me comprara 100 ejemplares de un libro que edité y que el mismo Instituto Cervantes de la capital del Dersa, por medio del entonces  Director del Cervantes, Francisco Corral Sánchez-Cabezudo, me invitó a hacer una exitosa presentación del mismo.
Por lógica, no es una reprimenda a nadie por la falta de apoyo o como se le quiera llamar, ya que tengo la convicción de que, como escritor marroquí en español, nadie está obligado a hacer posibles mis ediciones.
En Marruecos formo parte de una minoría  no reconocida por la no ostentación de algún cargo político, generalmente, y para España soy un simple extranjero que escribe en español...

No es cuestión de pedirle a nadie que nos ayude a publicar ya que, cada uno de nosotros, salvando las calidades y las cualidades, nos afanamos en publicar en español buscando los medios más solventes para sufragar parte del coste a la vez que ejercemos, muchos de nosotros, una especie de venta ambulante del libro, para darle salida.
Se entiende que el altruismo y la afectividad son los revulsivos de esas acciones y actitudes aunque no acaben encontrando salidas deseables. Más bien, es cuestión de fe en los principios propios y en las convicciones que las mismas nos otorgan.
Redundando en el tema del hispanismo marroquí nos podemos encontrar en el error de la repetición de las ideas y de los contextos; incluso podemos caer en las malas interpretaciones por quienes leen nuestros artículos y las declaraciones de nuestros entrevistados en la prensa, básicamente.
Cuando se habla del hispanismo marroquí se supone que el lector, hispanista también, está bien introducido en la temática, tanto, como punto de interés, como una fuente de preocupantes problemas. 

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