Zéjel, para Ahmed Mgara.
Por: María do Sameiro Barroso
Escoge tu casa, planta allí tu morada,
elige en la savia pura
la fiesta y el dolor de la palabra.
Invita tu canto al edén y al infierno,
al dulce verano, al dolorido invierno,
un gallo despierta en un libro amarillento,
en violines para la sonrisa del viento.
Escoge tu casa, planta allí tu morada,
elige en la savia pura
la fiesta y el dolor de la palabra.
Invita a tu canto al silencio del alba,
a los ramos largos, a los templos del alma,
en los rayos de niebla, coge tu jardín
de pájaros embriagados, noche y jazmín.
Escoge tu casa, planta allí tu morada,
elige en la savia pura
la fiesta y el dolor de la palabra.
En idilios blancos duerme tu sueño,
en púrpura, flores y amuletos de antaño.
En la memoria de la infancia alejada,
busca tu vuelo, tu estrofa dorada.
Escoge tu casa, planta allí tu morada,
elige en la savia pura
la fiesta y el dolor de la palabra.
Sueña que empiezas a despertar,
en las algas verdes del mar,
frágiles notas, lúcidas melodías,
en barcos de otrora, versos, fantasías.
Escoge tu casa, planta allí tu morada,
elige en la savia pura
la fiesta y el dolor de la palabra.
En unísono, escalan voces
primitivas
la noche olvidada, espinas antiguas.
Gacelas recorren el
mosaico del tiempo,
idiomas de sangre, galope del viento.
Escoge tu casa, planta allí tu morada,
elige en la savia pura
la fiesta y el dolor de la palabra.
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