Tetuán, suspiro morisco.
Del libro "Réquiem en Tetuán"
de Ahmed Mgara.
Mi tierra es como
todas las ciudades. Es alma y espíritu
viviente, raíces que crecen en las profundidades y ramas que se alzan en
las alturas…semillas esparcidas por
todos lares y en lo más lejano del cuero mundano.
Tetuán tuvo hijos
ilustres que ahora tiene diseminados en minifundios distantes. Muchos de ellos
salieron jóvenes en busca del saber, otros en busca del sustento y de un futuro
menos cruel y más prometedor. Otros
salieron de Tetuán ya maduros para ocuparse de cuestiones concretas o misiones
determinadas. Pocos vuelven a las callejas y plazoletas del lugar, por olvido o
por imperativos, no sé; pero dejan tras de sí una ciudad que les vio nacer y
que les dio el surgir…que los necesita.
Tetuán se vio
desahuciar por quienes ella amamantó desde la más temprana edad…y no pensaron
en volver porque adquirieron su nueva identidad. Cambiaron de aspectos y de
rasgos faciales, sus cuerdas bucales endurecieron su tino sin acierto y, del
Feddán, pasaron a tomar su té con menta en otros lugares - tal vez - más
exóticos, pero menos espirituales, menos altivos.
Ellos se fueron
atravesando los asfaltos casi sin equipaje y en busca de tierras nunca
prometidas; se instalaron en la mar del olvido. Unos más lejos que otros, pero
lejos de la magia y del encanto secular de la ciudad que, harta de esperar, se
desplomó sobre el pinar del Dersa con desparpajo y, en excelso descansar,
creció en su extensión con desproporción; y otros seres de otros lugares
poblaron sus arrabales gozando de los encantos de esta ciudad fértil que ve
pudrirse sus frutos después de su madurez.
Cansada, intenta
descansar mientras contempla los renglones de la historia recitar su nombre con
largas reverencias, llenas de espiritualidad y aflorando entrañas.
Tetuán intenta
descansar olvidando los olvidos sufridos por sus hijos y acostumbrándose, paulatinamente, a su
desesperación.
Las tempestades que
cubren el verdor de los encantos de paz y de sosiego alumbran desde el Dersa la
sensualidad del Gorgues enviando a todas las cumbres su sensualidad desde
Tetuán con amor.
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